Los hierros de Domingo Hernández y Garcigrande separarán sus caminos a partir de ahora. La división se produce tras la repartición del patrimonio entre los hijos de Domingo Hernández: Justo y Conchita.
El hierro de Garcigrande y la finca en la que pastan las reses han quedado para Justo, mientras que Traguntía y Domingo Hernández pasan a Conchita. La división se ha producido independientemente del hierro de los animales a partes iguales, así como el resto de ganado, caballos, vehículos, material…
Ambas ganaderías mantendrán las líneas generales pautadas por su oadre, pero ahora, tratarán de imprimir su propio sello ganadero.