El primero titular fue devuelto y salió el sobrero de Montealto para Curro DÃaz. Brusca embestida del astado al que el de Linares cuajó por naturales de uno en uno y sin ligazón. No fue a más y dejó un bajonazo antes de una entera. La tarde se ponÃa complicada con el público sobrecogido por la cornada a Román en el tercero de la tarde. Funcionó el cuarto y Curro DÃaz pudo desarrollar su toreo clásico, con muletazos profundos , de mano baja y poso. El de pecho para rematar las series por el derecho le costaba más. Faena breve con mucho contenido y que tras la estocada fue premiada con una oreja. Lidió al sexto con Román en la enfermerÃa. Otro que apretó en banderillas. HabÃa que tener cuidado con un astado que pasaba y se frenaba con peligro. Se la puso con entrega y disposición ante las complicaciones. Mató de pinchazo antes de entera.
Sin opciones con el capote, el segundo respondió con un buen pitón derecho por dónde tenÃa recorrido. Pepe Moral le obligó por bajo en el inicio de faena y luego alargó los derechazos en una tanda completa, con largura y transmisión. Por el izquierdo le costaba más y ya no pudo remontar faena. Falló con los aceros y fue silenciado. El quinto lo puso complicado igualmente en banderillas. No bajó la cara el de Baltasar que embestÃa violentamente y a mitad del muletazo se desentendÃa con brusquedad. Disposición del sevillano que no tuvo opción. Estuvo desafortunado con la espada y el descabello.
Román volvÃa a Madrid en sustitución de Emilio de Justo. El tercero se empleó en el caballo y fue reservón en banderillas. Se llevó un susto El Sirio al caer en la cara del astado y se libró de milagro. Ya en faena se orientó pronto y siempre embistiendo con la cara alta y derrotando con brusquedad a mitad del muletazo. Román lo toreó como si fuera bueno sin importarle esas miradas y notando los pitones de cerca. Ese valor y entrega tuvo calado en la afición. Al entrar a matar lo prendió feamente por el muslo derecho zarandeándolo de manera terrorÃfica. Trasladado de inmediato a la enfermerÃa y caras de desolación en los tendidos. Se le pidió una oreja concedida que recogió la cuadrilla.