Antonio Romero ha tenido que volver a pasar por quirófano, tres años después del gravísimo percance que sufrió en México. El pitón del toro le destrozó la zona del recto y los esfínteres, teniendo como resultado un pronóstico muy grave.
La intervención ha sido satisfactoria y ha tenido lugar en la ciudad de Zacatecas. El espada presentaba fuertes dolores en la zona intestinal, debido a una pequeña obstrucción que producía una adherencia.
La operación ha tenido un resultado satisfactorio y el torero se recupera sin complicaciones; continúa afebril y con los dolores típicos de una intervención de esta magnitud.