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Vio, confirmó y triunfó

escrito por Álvaro Solano 25/05/2019

Undécima de San Isidro y otro lleno de «No hay billetes» con los toros de Juan Pedro Domecq.

Dos chicuelinas y una media de El Juli tras el quite por gaoneras de Ureña ante el segundo de la tarde fue lo más destacado ante el de Juan Pedro Domecq. Molestó el viento al madrileño a la hora de citar y no acabó de encontrar los terrenos. Dejó un pinchazo hondo que necesitó de tres descabellos. El cuarto titular fue devuelto al romperse una mano tras banderillas y salió el sobrero de Luis Algarra. No acabó El Juli de entenderse con el sobrero que tampoco decía mucho y falló de nuevo con los aceros.

Recibió la afición de Madrid con una calurosa ovación a Paco Ureña tras romper el paseíllo. Ante la faena al tercero pudo dejar su sello ante un astado que se movió y al que dosificó. Buscó los terrenos de menos aire y ahí le obligó por abajo por doblones. Fue hilvanando faena con pausa, con su personalidad y naturales marca de la casa sintiendo el calor de Madrid. Citaba de frente el murciano y lástima el pinchazo antes de una buena estocada. Vuelta al ruedo tras leve petición. Ante el quinto tuvo que emplearse de nuevo y tuvo cabeza para elaborar faena a más. El final brusco y la embestida a media altura dificultó la ligazón, había que sacárselos de uno a uno y así lo hizo con mucha verdad enroscando la cintura, al natural llegaron los momentos más intensos. Cerró con bernadinas y la estocada cayó delantera y baja pero dobló rápido y cortó una oreja reencontrándose con Madrid.

Abrió la tarde David de Miranda ante el toro de su confirmación. El onubense quedó inédito con un juanpedro que no pasaba del medio muletazo. Le puso ganas pero no tenía ni uno. No desaprovechó la oportunidad ante el que cerró plaza, el toro de la corrida ante el que tocó la gloria. Lo recibió por tijerillas y con el quite por chicuelinas ajustadas conectó con la parroquia. Vio que tenía opciones y lo esperó en los medios para cambiárselo por la espalda. No se me amilanó ante las buenas condiciones de su rival, al contrario, puso cabeza, quietud y serenidad. Tandas cortas e intensas, con buen gusto, con torería, con personalidad y así hizo vibrar a los tendidos. Cerró por bernadinas y la estocada fue el previo a las dos orejas. El joven onubense venía de un calvario tras la grave lesión de cervicales que lo tuvo apartado de los ruedos un largo tiempo pero los sueños se cumplen y abrió la Puerta Grande en su confirmación.

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