A partir de aquÃ, el diestro jerezano se marcó a fuego su lema: «El sufrimiento es parte de la gloria». Un sufrimiento que ha llevado consigo desde entonces y que dió a conocer en el programa de BertÃn Osborne, «En tú casa o en la mÃa».
«El toro me derrumbó, pasó y se llevó la cara y el ojo. Desde que me levanté sabÃa de la gravedad. Primero porque cuando me puse de pie, tuve que recoger del suelo parte de mi cara y el ojo, que se descolgó. SabÃa que la visión la perdÃa. Pero la gravedad la vi cuando llegué a los brazos del doctor y le vi la cara. Le dije: ‘Hágalo por mi mujer y mis hijos'».Â
El Ciclón de Jerez, abre las puertas de su intrahistoria, de cómo superó y afrontó un percance de tal relevancia: «CreÃa que me iba. Aparte, por la órbita salÃa mucho caño de sangre. Cada vez que intentaba respirar, me salÃa sangre por el ojo. Ver las caras de los demás era muy preocupante. Y ya no recuerdo más». Padilla despertó a los pocos dÃas en la UCI del Hospital, con una fe inquebrantable:«Â¿Dónde estoy? ¡No estoy con San Pedro! Dios me ha dado otra oportunidad».
Desde el primer momento, El Pirata, cargó con el peso de una cornada que no quiso compartir: «Enfrentarme a la cara de mis hijos, de mi mujer, de mis padres, de mis amigos, de la gente que me quiere… No entendÃa que ellos tuvieran que sufrir esa cornada por una profesión que he elegido yo»Â
Un torero que venció al miedo, que triunfó frente a la muerte. Un torero de raza y personalidad. ¿Un torero como Padilla? No creo que vuelva a existir.