Manuel Escribano se recupera favorablemente de la grave cornada que sufrió en Madrid. Una herida de 25 cm que le produjo destrozos en la musculatura aductora, vasto interno, contusionando la femoral y lesiones colaterales, además de el tercio superior del muslo izquierdo.
Adolfo MartÃn
Manuel Escribano ha resultado gravemente corneado cuando lidiaba al cuarto de la tarde. El de Gerena toreaba al natural cuando el animal le propinó un seco derrote en el muslo izquierdo, que le causó una cornada de 25 cm. Remitimos el parte médico emitido por el equipo galeno de Las Ventas.
«Herida por asta de toro en cara interna 1/3 medio muslo izquierdo con una trayectoria hacia externo craneal y posterior de 25 cm que produce destrozos en musculatura aductora, vasto interno, contusiona vena femoral, lesiona colaterales, rodea cara posterior de fémur y alcanza cara posterior 1/3 superior del muslo»
Abrió la tarde Manuel Escribano que estuvo acertado en banderillas, a destacar el tercer par al quiebro y violÃn. Entraba el de Adolfo sin celo alguno en la muleta del sevillano por lo que dejó muletazos sueltos sin mucho contenido por las cualidades del animal. Mató de entera y fue silenciado. El cuarto fue aplaudido de salida y de nuevo levantó la ovación del respetable en banderillas, tercer par arriesgado pegado a tablas de mucho mérito. Lo citó desde los medios para cambiarle el viaje por la espalda en un intenso comienzo de faena. RespondÃa el de Adolfo en las dos primeras series por el derecho, la tarde se levantaba con las arrancadas del de Adolfo. Al probarlo al natural se mostró más orientado y la faena fue a menos. Valiente Escribano ante las complicaciones con un toro que se desfondaba y lo prendió feamente siendo trasladado por sus compañeros a la enfermerÃa de inmediato. Allà fue operado de una grave cornada de 25 cm.
Román se la jugó ante un segundo que se le colaba desde el minuto uno con peligro. Firmeza sin dar un paso atrás del valenciano que arriesgó y en una de ellas le prendió y levantó del suelo. Tras matar pasó a la enfermerÃa donde fue atendido de una cornada de 5cm en el glúteo. Tras matar al cuarto con Escribano en la enfermerÃa salió el quinto.Faena inteligente de Román, faena a más. Román se la puso como un tÃo y toreó con garra, exigiéndole y con el público entregado. Tandas cortas pero exprimiéndole y se tiró a matar o morir consiguiendo una entera y una oreja de ley.
Roca Rey no pudo hacer nada ante el incómodo y deslucido tercero. Salió el sexto y con la tarde venida arriba salió un gran toro de Adolfo MartÃn. Lo cuidó y le exigió en el momento adecuado para arrancar derechazos largos, profundos en series que iban a más. Al probarlo al natural, parecÃa que no era ese pitón pero con mando y con la muleta por bajo consiguió meterlo en cintura y mandar. El público en pie ante la casta y bravura del astado y el poder en las manos de Roca Rey. La espada no entró a la primera y a la segunda cayó baja. Todo quedó en ovación como resultado pero fue faena de figura y la afición lo supo ver.
Descastado resultó el primero de la tarde, un toro de Adolfo MartÃn que se dejó pegar en el caballo y que en la muleta de Juan Bautista embistió descompuesto. Esfuerzo del francés que dejó muletazos sueltos de buen trazo. Estocada caÃda y se atascó con el descabello. Algunos pitos.
El segundo se arrancó de lejos con un magnÃfico Pedro Iturralde administrando el castigo. En la muleta de Paco Ureña fue reservón, con viaje corto. El murciano puso voluntad y entrega, sobretodo en una gran tanda sobre la mano izquierda. Estocada caÃda pero efectiva saludando una ovación.
El tercero fue un ejemplar descastado y sin fuerza. Juan Bautista esbozó una faena de muletazos sueltos, ligando alguna serie. Aseado el francés que dejó destellos en los trinchezaros. Se atascó de nuevo con la espada. Silencio.
Muy abierto de pitones el cuarto de la tarde que embistió sin celo, rebrincado. Faena de valor seco de Paco Ureña, que se encajonó en los pitones del animal, dejando muletazos sueltos de gran calado. Abrevió la faena ante la flojera y el comportamiento del astado. Estocada defectuosa. Palmas.
El quinto de la tarde tuvo movilidad y fijeza, aunque le faltó nobleza. Dejó Juan Bautista escapar a un animal que dio opciones de triunfo. Una tanda por el izquierdo y otra por el derecho antes de coger la espada. Mal con los aceros de nuevo. Bronca de un respetable que no entendió la decisión del francés.
El sexto siguió en la lÃnea de sus hermanos, soso y descastado. Utilizó Paco Ureña el fondo de nobleza para cuajar una faena basada en la entrega y el compromiso con la plaza. Valor seco del murciano que mostró fu disposición con una entrega sincera. Rubricó con una gran estocada. Ovación.