Categoría: Crónicas

  • Roca Rey se lleva la única oreja de la tarde

    Andrés Roca Rey cortó la única oreja de la tarde en la corrida de toros celebrada en Manizales este viernes. El torero limeño paseó un trofeo de mucho peso tras elaborar una faena plena de garra, entrega, quietud y sapiencia frente al segundo sobrero de Santa Bárbara lidiado como sexto de la tarde tras ser devueltos el titular y el primer sobrero.

    Frente a su primer oponente, de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo, Roca Rey instrumentó un bellísimo saludo toreando a la verónica, firmando después un emocionante y variado tercio de quites. En la faena de muleta, el astado de Caicedo echó la persiana y no se prestó ni lo más mínimo al lucimiento de un comprometido Roca Rey, que robó muletazos muy meritorios antes de ser ovacionado.

    Ficha del Festejo: Plaza de Toros de Manizales (Colombia). Toros de Juan Bernardo Caicedo y de Santa Bárbara (2º sobrero).

    Sebastián Castella: palmas en su lote.
    José Arcila: palmas y palmas.
    Andrés Roca Rey: ovación y oreja.

    Foto: Verónica Sierra / Alma de Torero

  • Pletórica tarde de Andy Cartagena y Hernández Gárate en Peto

    Ambos rejoneadores ofrecieron un gran espectáculo en Peto. Andy Cartagena cortó dos orejas y rabo, mientras que Hernández Gárate desorejó a su primero y cortó las orejas y rabo simbólico al indultar al cuarto toro de la tarde de nombre «El Rey» marcado con el número 42 y 470 kg de peso.

    Fichas del festejo
    Andy Cartagena: Palmas / 2 orejas y rabo
    Hernández Gárate: 2 orejas / 2 orejas y rabo simbólico.
    Foto: Suertematador.com
  • Sentimiento y triunfo de Israel Téllez

    Israel Téllez volvió a la senda del triunfo tras una faena de poder y valor en su segundo que le dio el corte de las dos orejas para salir a hombros de la tarde vivida en Jesús María, Aguascalientes, para iniciar este 2018 con el pie derecho, festejo donde alternó con Diego Sánchez que logró un apéndice en cada uno de su lote, lidiándose un encierro de La Punta en el Lienzo Charro y Plaza de Toros Xonacatique.

    Con su primer astado, un toro fuerte, Israel salió por el triunfo sin reserva alguna luciendo con el capote y emocionando al respetable tras cubrir el segundo tercio con emoción y dejándose llegar muy cerca los pitones del punteño.

    Ya con la muleta Téllez eslabonó una faena variada con sello y poder por ambos lados aprovechando el momento del de La Punta para templar y mandar con largueza en trazos profundos que los aficionados supieron valorar de la muestra de sitio y cabeza que mostró el diestro guanajuatense, desgraciadamente tras el pinchazo con la espada las orejas quedaron en fuerte ovación por la disposición del torero.

    Lo mejor vendría con su segundo, un toro que le pidió el carnet a Israel, quien logró una faena de torero valiente con cabeza pensante donde el conocimiento de los terrenos en el ruedo y la firmeza en las zapatillas le redituaron buenos dividendos a Téllez ya que aguantó las miradas del socio y poniendo sus piernas como carnada, haciendo pasar al toro bajo su mando, sobretodo por el derecho, donde el torero encontró el método y se impuso a las condiciones para hacer que el público se mostrara atento con su toreo serio y de poder. Por el izquierdo dos tandas cortas, pero con temple y sentimiento que fueron la rúbrica para que el estoconazo entero rindiera frutos y la gente pidiera el corte de las dos orejas que el Juez de Plaza otorgó.

  • Silveti y Serna triunfan y convencen en Tlaltenango

    Gran dimensión de Rafael Serna que cuajó una tarde de raza y elegantes maneras. Un importante triunfo ante un lote muy difícil y complicado. Diego Silveti pudo expresarse con pulcritud ante sus dos manejables toros. Por su parte, Jerónimo, muy voluntarioso no tuvo la suerte de cara.

    Ficha del Festejo

    Entrada: Casi lleno

    Toros de La Concepción. Correctos de presentación, complicados y de escaso juego.

    Jerónimo; Silencio / División de opiniones.

    Diego Silveti; Oreja / Dos orejas.

    Rafael Serna; Oreja / Oreja

  • Apoteosis en el cierre de Cali

    Después de varias tardes grises, Cañaveralejo encontró la luz. Seis toros de Juan Bernardo Caicedo, intimidantes y con bravura, precipitaron una corrida para la historia de la plaza que ha cumplido 60 años. Y tres toreros que salieron al ruedo a no dejarse ganar la pelea, y que con su casta y valor tuvieron como premio el pasaporte para atravesar la puerta grande tras repartirse ocho orejas. Y eso que por algunos fallos con la espada el resultado podría ser histórico.

    Sebastián Castella, ídolo de la afición de Cali, fue el que dio el primer golpe. Le bastó el primero de la tarde para poner a delirar a un público que siempre le ha querido. Se enfrentó a Enamorado, un toro que con sus embestidas provocó el romance en la plaza. El torero francés se cansó de pasárselo alrededor de su cuerpo hasta enloquecer los tendidos, y la pasión se desbordó a tal punto que la presidencia concedió los dos trofeos y la vuelta al ruedo para el toro en el arrastre. Ni el más optimista pensaba que la tarde sería tan redonda.

    El turno fue para el colombiano Luis Bolívar a quien poco le gustó que un foráneo se fuera en ventaja en su propia casa. Brindó la faena a sus paisanos y le pegó pases de todas las facturas a Barba Azul. Apenas era el segundo de la tarde y la plaza era un clamor. Las dos orejas fueron el premio con el que hizo respetar su feudo.

    Pero si Bolívar salió picado con el triunfo de Castella, Roca Rey salió a y tragarse el mundo después de que sus compañeros aseguraron la puerta grande. Y los que ganaron fueron los aficionados, pues si ya sabían del temerario valor del torero peruano, jamás se imaginaron lo que verían a continuación.

    Roca Rey ya había saludado a Distinguido, tercero de la tarde, con tres largas cambiadas de rodillas con el capote, y si eso no era suficiente, se tiró de rodillas con la muleta, un muletazo por alto, y luego un cambiado por la espalda de rodillas. Si alguien lo había visto que levante la mano. Y si alguien no lo alcanzó a ver, el torero peruano repitió la dosis hasta en dos oportunidades más. Cuando Roca Rey se levantó de la arena la plaza, la tenía rendida a sus pies. Lo que siguió fueron minutos de toreo intenso, finalizados con un desplante también temerario, cuando el torero se despojó de espada y muleta y lo desafió a cuerpo limpio. Faena para Señor de los Cristales, pero la espada redujo el clamor a una vuelta al ruedo.

    Castella, sin embargo, no admitía empates en el marcador. Y ante el cuarto, Jilguerillo de nombre, volvió a dar muestras de toda su capacidad. Esa que hipnotiza a los toros y los hace perseguir la muleta. Los oles que se escuchaban en la plaza eran atronadores, y las dos orejas fueron el premio a un torero que salió a reconquistar a Cali, su eterno amor. Otras dos orejas.

    A Bolívar no tuvo otra salida que irse a la puerta de chiqueros para recibir al quinto. Se arrodilló frente a la puerta de los sustos y al que asustó fue al público con una larga cambiada de rodillas. No desperdició de alegrar al público con un quite con el capote y brindó su faena a un maestro de Cali, el torero Enrique Calvo El Cali. Su faena ante Sabihondillo fue emotiva, no solo por las encastadas embestidas del animal, sino por la capacidad del colombiano que le pegó pases de todas las facturas. Interpretó la suerte suprema con la difícil suerte de recibir pero no atinó, y la espada le privó de pasear más trofeos.

    Tesorero, sexto de la tarde, era la última carta de Roca Rey. Su faena no tuvo la dimensión de la primera, pero tuvo los méritos suficientes para que el público lo premiara con la salida a hombros. Y hasta la banda de músicos le dedicó un solo de trompeta para animar su faena. Las dos orejas que merecía en el tercero las consiguió el en último, cuando el público obligó al ganadero Juan Bernardo Caicedo a dar una vuelta al ruedo. La feria de los 60 años terminó por todo lo alto, tres toreros que abrieron la puerta grande y una afición que salió toreando por los tendidos.

    Cali, plaza de toros de Cañaveralejo
    Sexta Corrida

    Se lidiaron toros de Juan Bernardo Caicedo. Enamorado, número 835 y con 494 kilos, lidiado en primer lugar, fue premiado la vuelta al ruedo en el arrastre. El ganadero dio la vuelta al ruedo y salió de hombros.

    Sebastián Castella: dos orejas y dos orejas
    Luis Bolívar: dos orejas y saludo desde el tercio tras aviso
    Roca Rey: Vuelta al ruedo y dos orejas

  • Salto, tres avisos y palmas por la quinta de Cali

    Miguel Ángel Perera, Luis Bolívar y López Simón, tres ganadores del Señor de los Cristales, hicieron el paseíllo en la quinta tarde de nuestra Feria Taurina, con la ilusión de reeditar antiguas tardes de triunfo, los tres pudieron salir a hombros por la puerta grande, esa que tanto conocen. Pero esta vez sus espadas no fueron certeras y el festejo se saldó sin trofeos. Por eso los números no reflejan las emociones que se vivieron en Cañaveralejo.

    La tarde no comenzó con buen color. Una nube negra se posó sobre la Plaza y minutos antes de que sonaran clarines y timbales del cielo cayó un chaparrón. Perera fue quien tuvo que ponerle el pecho al temporal para enfrentarse a Tronante, primero del encierro de Salento. A pesar del vendaval, el torero de Badajoz prendió la tarde con una faena poderosa, en la que toreó con la mano muy baja a pesar de que el ventarrón le levantaba la muleta como si fuera una bandera. Perera se pasó las embestidas del toro alrededor de su cuerpo una y otra vez y Cañaveralejo se olvidó del agua. Todo hubiera terminado con el premio mayor para el torero, pero cambió las dos orejas por dos avisos, que apenas se escucharon entre los truenos que acompañaron la faena ante Tronante.

    El cuarto fue un toro que intimidó a picadores y banderilleros, Perera abrevió la faena ante el enfado de algún sector del tendido. La espada tampoco encontró lugar y se marchó tras tres avisos.

    Si Luis Bolívar no se marchó en hombros, también fue porque su espada le cerró la puerta del éxito. Pudo abrir el marcador en el segundo de la tarde, al que saludó con dos largas cambiadas de rodillas con el capote. Con la muleta emocionó al público y la banda de músicos quiso animarlo con un bambuco, pero el torero pidió cambio de partitura por un pasodoble, acordes más propios para acompañar el duelo entre toro y torero.

    Pero si hubo alguien que levantó los tendidos fue Adriano, quinto de la tarde. La puerta de chiqueros se abrió y desde que salió por ella el ruedo de Cañaveralejo pareció quedarse corto. En la primera vuelta de reconocimiento que dio en la arena se estrelló contra tres burladeros, como si quisiera desbaratar las tablas. Luego se tomó confianza y dio un impresionante salto con el que se metió a husmear en el callejón y a meter miedo a quienes allí se encontraban. Luego le abrieron la puerta y Bolívar lo recibió con su capote y levantó a la gente de los tendidos. Adriano peleó en el caballo y persiguió a los banderilleros que se escaparon saltando la barrera. Bolívar brindó al maestro Curro Vásquez, y aunque no fue faena para la historia, sí fue un “toma y dame” entre toro y torero. Tampoco tuvo la firma de una estocada efectiva.

    Quien sí tuvo que jugársela fue López Simón, el vigente Señor de los Cristales. Chanelito el tercero de la tarde, lo miraba continuamente y le venía anunciando la cornada. El madrileño se la jugó y arriesgó para robarle muletazos que parecían imposibles. El sexto, el toro más serio del encierro, parecía tener en sus embestidas las llaves del triunfo, pero su bravura se apagó más pronto de lo esperado, y aunque hubo petición de oreja todo se redujo a ovaciones. Sin trofeos culminó una tarde que tuvo agua, truenos pero también emociones en el ruedo, y en el callejón.

    Cali, Plaza de Toros de Cañaveralejo
    Quinta corrida.
    Toros de Salento

    Miguel Ángel Perera: dos avisos y tres avisos.
    Luis Bolívar: silencio y saludo desde el tercio.
    López Simón: silencio y palmas tras petición de oreja.

  • Magisterio de Enrique Ponce en Cali

    Enrique Ponce y Andrés Roca Rey se midieron en mano a mano en la cuarta tarde de toros en Cañaveralejo. Un duelo entre un maestro consumado, con más de 25 años de alternativa, y un joven retador que busca asaltar la cima del toreo. Esta vez, en el ruedo de Cali, Ponce siguió siendo el rey.

    Al español le bastó un solo toro, el primero del festejo. Tenía el hierro y la divisa de Las Ventas del Espíritu Santo, y se llamaba Panelita. Fueron tan dulces sus embestidas que Ponce las aprovechó para acariciarlo con su muleta. Su toreo elegante y estético puso de pie de pie a los aficionados que llenaron los tendidos y que no se cansaron de aplaudir cada uno de los muletazos que se hicieron interminables. El toro de la ganadería de César Rincón fue el más sobresaliente, y a la postre fue el único que se llevó el premio de la vuelta al ruedo en el arrastre.

    Otro capítulo de maestría fue el que Ponce firmó en el tercero. Ebanista, de Ernesto González Caicedo, salió al ruedo en substitución del titular de Las Ventas, al que la presidencia ordenó su regreso a los corrales apenas en el primer tercio. El toro, de pelo cárdeno y fina estampa ilusionó con sus hechuras, pero rehusó a dar pelea y se refugió cerca a la puerta de toriles, su terreno favorito. El maestro español pidió calma al público pues sabía que lo podía engañar. Y así fue. Le dejó la muleta en la cara hasta que el toro dejó de resistirse, o mejor, la muleta de Ponce logró convencerlo y la plaza entró en ebullición. Tanto en este toro como en el quinto, el torero valenciano no tuvo fortuna con la espada, y los trofeos que estaban listos para caer en su mano se esfumaron.

    El peruano Roca Rey no tuvo la complicidad de sus tres toros para seguir el camino por la puerta del Señor de los Cristales trazado por Enrique Ponce. Su primero, con el hierro de Las Ventas, tuvo nobleza pero se apagó tan pronto que el público quedó con los crespos hechos. El cuarto toro también regresó a los corrales, y el de Ernesto González que salió como reserva tampoco resistió. El sexto era su última carta pero el de Las Ventas se encargó de cerrarle la puerta grande, ese túnel que conoce de sobra, pero que tendrá que esperar para abrir en la corrida del 31 de diciembre.

    Cali, plaza de toros de Cañaveralejo
    Cuarta corrida

    Se lidiaron 4 toros de Las Ventas del Espíritu Santo (1º, 2º, 5º y 6º) y 2 de Ernesto González (3º y 4º). Panelita, número 203, con 512 kilos de peso, fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.

    Enrique Ponce: dos orejas, saludo desde el tercio y saludo desde el tercio tras aviso
    Roca Rey: silencio, ovación y silencio

  • Guillermo Valencia, alternativa de triunfo en Cali

    El de Popayán tomó la alternativa ante dos grandes figuras del toreo y se impuso en la tarde en que se celebró el aniversario número 60 de Cañaveralejo. Manzanares saludó en sus dos toros y Cayetano cortó una oreja.

    El niño torero de Popayán cumplió su sueño y de qué manera. No solo se hizo matador en la Plaza de Toros de Cali y ante dos máximas figuras del toreo, sino que en el primer toro de su carrera alcanzó la gloria. Se llama Guillermo Valencia, como el poeta o como el presidente de la república, dos de sus ilustres paisanos. Un matador de toros que en su primera tarde se fue a hombros por la puerta del Señor de los Cristales.

    Cali se vistió de goyesca para la ocasión. Un 28 de diciembre de 1957 se inauguró Cañaveralejo. 60 años después la fiesta sigue viva y Colombia encontró un nuevo torero. Se lidiaron toros de otra gloria del toreo colombiano, César Rincón y aunque no fue un encierro redondo, precipitó una tarde con mucho para recordar.

    Guillermo Valencia nunca la olvidará. Manzanares le cedió la lidia del primer toro en presencia de Cayetano. Nativo, el toro de Las Ventas del Espíritu Santo fue un auténtico regalo para el debutante. Embistió con nobleza y calidad desde que se asomó a la arena. El torero de Popayán comenzó su faena con cambiados por la espalda, luego citó a larga distancia y el toro se fue tras la muleta como si fuera el mayor objetivo de su vida. No se cansó de perseguirla una y otra vez, el torero se lo pasó alrededor de su cuerpo hasta poner la plaza boca abajo. Cortó dos orejas.

    Era apenas el prólogo de lo que parecía ser una tarde para la historia. Pero los cinco capítulos restantes no alcanzaron la misma dimensión. El primero de Manzanares fue devuelto a los corrales, pero el sobrero que lo sustituyó no tuvo emoción. El quinto de la tarde provocó los momentos de mayor tensión. Cuando Manzanares lo toreaba con la muleta prefirió el cuerpo que la tela y levantó al torero que cayó en la arena. Manzanares superó el trance y arrancó apasionados oles del tendido. Saludó ovaciones en sus dos toros.

    Cayetano abrevió su faena al tercero de la tarde, entre otras porque el toro prefería buscar las zapatillas del torero que la tela de los engaños. Pero fue con Previsivo, el toro que salió en quinto lugar, donde los quilates de su toreo brillaron con luz propia. No fue una faena de muchos pases, pero los pocos que dio fueron de categoría. El público de Cañaveralejo lo supo entender y se emocionó con la pureza de su toreo. El torero hasta hizo recordar a su padre, Paquirri, cuando toreó mirando al público en los tendidos.

    La tarde del aniversario fue para Guillermo Valencia que pudo pasear otro trofeo en el sexto, pero ya era un trámite para su paseo triunfal. El torero de Popayán se fue a hombros por la puerta que siempre soñó cruzar desde que era un niño torero.

    Ficha
    Cali, Plaza de Toros de Cañaveralejo.
    Toros de Las Ventas del Espíritu Santo.

    Manzanares: saludo desde el tercio y saludo desde el tercio.
    Cayetano: silencio tras aviso y una oreja.
    Guillermo Valencia: dos orejas y ovación tras petición de oreja.

    Guillermo Valencia tomó la alternativa con el toro Nativo, número 312 con 464 kilos de peso.

  • Vuelta bajo el agua de Juan José Padilla en el inicio de Cali

    Juan José Padilla dio la única vuelta al ruedo en la primera tarde de nuestra Feria Taurina de Cali 60 años. Se lidiaron toros de Paispamba, Fuentelapeña y el español alternó con el colombiano Sebastián Ritter y el venezolano Jesús Enrique Colombo.

    La primera tarde de nuestra Feria Taurina de Cali estuvo pasada por agua. Minutos antes de que sonaran clarines y timbales para el primer paseíllo en Cañaveralejo, lo que sonaron fue truenos y el cielo se desgarró soltando agua. El ruedo la soportó y contra todo pronóstico la fiesta no se detuvo.

    Se enfrentaron dos ganaderías de la región, Fuentelapeña y Paispamba, pero ninguno de los toros de este hierro pasó a la historia de la plaza, a pocos días de cumplir 60 años.

    Juan José Padilla, un torero admirable y admirado por su trayectoria dentro de los ruedos, se despidió de Cali, la única plaza colombiana en la que ha hecho el paseíllo. Se enfrentó a Distinguido de Fuentelapeña, primero de la tarde, no puso banderillas pero se reconcilió con el público con pases de rodillas y alardes de valor. Dio la vuelta al ruedo en la que recibió el cariño de la afición caleña. Con su segundo aplicó la misma fórmula para alegrar al público que había soportado mucha lluvia.

    Sebastián Ritter, el colombiano del cartel, se enfrentó a sus toros con pundonor y valor. Su primero le destrozó el traje pero el torero se levantó y se puso muy cerca de los pitones. Dicen que no hay quinto malo, pero Ritter le tocó sufrir la excepción de la regla. El titular fue devuelto, y el sobrero que lo sustituyó no regaló una sola embestida. Sonaron tres avisos.

    Debutaba como matador de toros el venezolano Jesús Enrique Colombo. En su primer turno se enfrentó a Trueno, de Paispamba, toro que le hizo honor a la tarde. Inicio su faena de muleta apoyado sobre las tablas, pero lo que parecía terminar en triunfo se empantanó. Con el que cerró la tarde, Enamorado de Fuentelapeña, no hubo romance. Cañaveralejo tendrá que esperar a un torero del que se enamoró en su época de novillero.

    Ficha
    Cali, Plaza de Toros de Cañaveralejo.
    Primera corrida.

    Se lidiaron tres toros de Paispamba y tres de Fuentelapeña, uno de ellos como sobrero.

    Juan José Padilla: vuelta al ruedo y saludo tras dos avisos.
    Sebastián Ritter: silencio y palmas tras tres avisos.
    Jesús Enrique Colombo: silencio y palmas.

  • Arturo Macías, 4 orejas y rabo en Cosío por Navidad

    Arturo Macías cierra el año 2017 de manera triunfal, en la corrida navideña que se realizó en Cosío, Aguascalientes, donde salió por la puerta grande al cortarle dos orejas y rabo al segundo toro de su lote.

    Con el primer astado Macías realizó una faena muy importante; lo recibió por verónicas con mucho temple, el quite por chicuelinas fue muy ajustado haciendo vibrar al público en los tendidos. Con la muleta comenzó por doblones, continuó con muletazos muy buenos por el lado derecho, sintiendo mucho el toreo, desafortunadamente perdió las orejas por pinchar.

    El hidrocálido al segundo de su lote lo supo entender, y lo fue haciendo envestir poco a poco, el toro fue agradecido y sacó un fondo bueno, con el que Arturo se recreó en cada muletazo que le dio por ambos lados. La estocada fue entera y el toro rodó sin puntilla. La gente gritó torero, toreo. El Juez concedió las dos orejas y el público seguía pidiendo con fuerza el rabo hasta que le fue otorgado.

    Ficha del festejo:

    Cosío, Aguascalientes, se registró tres cuartos de entrada en los tendidos de la plaza de toros y lienzo charro, se lidiaron toros de la ganadería de Manolo Espinosa, bien presentados y buenos en lo general.

    Joaquín Gallo: oreja
    Christian Ortega: oreja, palmas
    Arturo Macías: palmas, dos orejas y rabo