Victorino Martín ha dado a conocer los seis astados que conformarán la corrida de toros que abrirá la próxima feria de Fallas mañana domingo. Un encierro serio y armónico, en el tipo de la casa que será el encargado de devolver la normalidad por primera vez a la plaza de toros de Valencia tras el devastador paso de la pandemia desde su estallido.
La terna estará compuesta por Antonio Ferrera, Daniel Luque y Román Collado; tres toreros que bien conocen esta ganadería. El festejo podrá seguirse en directo a través del canal Toros, qué confirmó hace escasas horas el acuerdo alcanzado con la empresa para la retransmisión del ciclo valenciano.
Gran corrida de toros con el hierro de Pallarés y extraordinaria tarde de la terna con un rejoneo de ensueño. Diego Ventura se alzó como el máximo triunfador al cortar cuatro orejas y un rabo. Por su parte, Leonardo hizo pleno de cuatro orejas. Mientras Sergio Galán que abría cartel cortó tres apéndices en total.
Oreja para Sergio Galán ante el primero. Un Pallarés, con nobleza pero justo de raza. Galán demostró su buen concepto y temple ante un abreplaza que duró poquito y que terminó parándose. Buena labor e inteligente en la que aprovechó las inercias y las querencia para sacar todo lo que llevaba su antagonista. Destacó sobre todo montando “Ojeda”.
Volvió a refrendar su concepto y temple Galán con otro bueno de Pallarés. El cuarto destapó nobleza y son, como a toda hasta aquí. Un rejón de castigo de salida bien ahormado ante uno de buena condición pero justito de fuerzas. Aprovechó SergioGalán las embestidas del toro que siempre quiso más de lo que pudo. Con “Capote” caldeó el guiso del segundo del lote, ante unos tendidos muy metidos muy metidos en su clásico y buen rejoneo. Amagó el Pallarés con echarse antes del rejón de muerte y tras dejar uno arriba paseó el doble apéndice.
A portagayola se fue Diego Ventura para recibir al segundo de la tarde. A la postre, un toro encastado al que Ventura lo amasó de principio a fin. Dos orejones le cortó al transmisor que abrió su lote. Palpitante fue el rejón de salida con el toro en los costillares del jaco. Tremenda exposición y autenticidad. El tercio de banderillas de poder a poder dejando que segundo llegará a escasos centímetros. “Lío” hizo honor a su nombre y formó un “lío”. Todo lo hizo con temple y las banderillas sin metros para salir- fueron gloriosas. La plaza en pie por esos lares de faena que acabó con las cortas. Pinchó arriba y se esfumó el más que merecido rabo quedando todo en dos orejas.
Diego Ventura manifestó en el precioso Coso del Pino su supremacía de figura. Al quinto -segundo de su lote- lo cuajó de forma compacta. Toreó a dos pistas llevando cosido al buen animal. Banderillas nuevamente de poder a poder y reuniendo en todo lo alto. Todo de forma exquisita. Pero la revelación total vino con “Bronce”. Primero con una banderilla de mucho mérito y riesgo, y segundo, con dos pares sin cabezal. Ambas cosas hicieron explotar a la en pie. Su par a dos manos fue para enmarcar. Por entonces la plaza estaba entregadísima a Ventura y le pidió el rabo tras un rejonazo. Cortó las dos orejas y el rabo. Faena de ley y autoridad ante un interesante Pallarés. Dio la vuelta triunfal con el yerno de José Cubero, propietario de la ganadería.
Faena sólida en la que entendió perfectamente a un toro de buen tranco con el que se mostró muy centrado y capaz. Leonardo mostró que vive una madurez absoluta y que está en la sazón de su carrera. Todo lo hizo con suavidad pasmosa, siempre buscando ir de frente y colocando arriba los palos. Al igual que Ventura, puso al Coso del Pino en pie con un sensacional par a dos manos. Finalizó con cortas ante un tercero justamente ovacionado camino del desolladero. Se le pidió el rabo pero el palco lo desestimó. Dos importantes orejas.
El sexto de la tarde fue el animal más desclasado de la corrida, un toro con movilidad pero que nunca acabó de entregarse. Leonardo lo puso todo para que el toro rompiera. Lo hizo todo a favor del toro en una labor de máxima entrega. Un rejoneo medido a las condiciones del sexto al que le llegó mucho y al que tragó embestías fuertes. Muy centrado ante el cuierraplaza volvió a dejar patente pasa por un momento excelso. Su esfuerzo y madurez le valieron las dos orejas.
FICHA DEL FESTEJO:
Sábado, 5 de marzo de 2022
Plaza de toros de El Pino
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)
Inauguración de la temporada.
Festejo de rejones con motivo del nombramiento de la localidad gaditana como «Capital Española de la Gastronomía 2022».
Entrada: Tres cuartos de plaza.
Toros de Pallarés, bien presentados y de gran juego en general.
Galería: Antonio Sánchez Sánchez – Asociación Nacional de Fotógrafos Taurinos
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FICHA DEL FESTEJO
Oliva Soto: Oreja – Dos orejas y rabo simbólico tras indulto
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La historia de Alcurrucén está, indudablemente, ligada al éxito. El éxito de una dinastía, la de los Lozano, capaz de triunfar en todos los sectores que componen la tauromaquia, incluido el la ganadería, donde han logrado mantener en pureza y encumbrar a un encaste ya minoritario como el de Núñez, consiguiendo una regularidad en sus toros que ha propiciado un enorme número de triunfos en plazas tan importantes como Bilbao y Madrid.
A finales de los años 60, los hermanos Lozano comenzaron en la cría del toro bravo con la compra de ganado de Eusebia Galache, un encaste que les gustaba mucho pero del que tuvieron que deshacerse por problemas de consanguinidad. Entonces, la pregunta que les surgió fue sencilla y unánime: cuando uno de sus toreros tenía una cita importante, ¿con qué hierro le anunciaban? Todos estuvieron de acuerdo en que era Carlos Núñez, y gracias a la enorme amistad que les unía con este ganadero y de unos tratos que estaban haciendo para enviar ganado de este origen a América, se hicieron con algo más de 100 vacas para empezar. Fue el propio Pablo Lozano quien se encargó de elegirlas por hechuras, seleccionado gran mayoría de las de origen Rincón y completando el trato con la cesión de dos toros estrellas de la casa para que padreasen hasta que ellos mismos pudieran sacar simiente, el número 128 «Alcaparrosa» y el 64, «Bocineto». Muy pronto consiguieron sacar sementales propios, que fueron los que supusieron el principio del éxito de esta ganadería, el 125 «Manchoso» y el número 1 «Cigarrero», el cual tiene una bonita historia, puesto que un día mientras don Pablo repasaba los novillos a caballo, uno de ellos se le cruzaba continuamente. Ésto llamó profundamente la atención del ganadero, tanto que fue a decirles a sus hermanos que había un novillo que estaba pidiendo que lo metiesen a la plaza de tientas. Y así fue. Esa misma tarde se tentó a «Cigarrero», que resultó excelente y fue quien hizo la ganadería, dejando como herencia otros 3 sementales y más de 100 vacas madre.
A los hermanos Lozano siempre les gustó mucho el toro de Núñez por su trapío y por la manera de ir siempre de menos a más y de embestir colocando la cara, humillando con codicia y con un gran recorrido. Esto precisamente es lo que han intentado mantener y potenciar, sin salirse de la personalidad que tiene este encaste. Son toros que suelen salir fríos y sueltos, pero que después de acudir al caballo es cuando se definen y el toro bueno se viene arriba, llegando a tener ese tranco de más en sus embestidas. De hecho, siempre se ha dicho que detrás de una gran faena, hay un toro de Núñez.
Morfológicamente son toros bajos de agujas, rematados y serios. Pese a no ser exagerados, lucen un gran trapío y crecen cuando salen a la plaza. Son de piel fina, de manos cortas y con un morillo desarrollado. Predominan las capas negras, las coloradas en toda su variedad y son muy comunes los accidentes que acompañan a estos pelajes, pudiendo encontrar listones, chorreados, girones, salpicados, calceteros, luceros y un sinfín de particularidades en forma de manchas blancas. Este amplio abanico de pelajes viene en parte de ese primer semental «Bocineto» de Carlos Núñez, que venía de la rama Villamarta y que, a su vez, tenía reminiscencias de casta vazqueña.
Actualmente la ganadería se compone de alrededor de 750 vacas madre, que pastan en la finca cacereña «Egido Grande», en Navalmoral de la Mata. De allí, los becerros pasan a «La Mudiona», hasta el otoño el que cumplen cuatro años, cuando son trasladados a tierras toledanas de «El Cortijillo» donde se les prepara hasta que son lidiados. Esta finca, que sita en Urda, es un auténtico lujo para la cría del toro bravo y es el centro de operaciones de Teo González, mayoral de Alcurrucén. Una eminencia del campo bravo y una de esas personas con las que te pasarías horas hablando de toros.
Precisamente a Teo y al resto de vaqueros, queremos dedicarles nuestro más sincero agradecimiento por el trato que nos prestaron.
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