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Ana Romero: Santa Coloma con sello propio

escrito por Álvaro Solano 10/04/2021

Texto: RICARDO FUERTES (Vida de bravo)

Imágenes: NACHO BLASCO (Vida de bravo)

Viajamos hasta tierras gaditanas para adentrarnos en «Las Cobatillas», donde pastan los toros de Ana Romero. Bastión del encaste Santa Coloma, aunque con el sello propio que la familia Carrasco-Romero ha imprimido a su vacada desde que en el año 1958, y aconsejados por su buen amigo don Joaquín Buendía Peña, adquiriesen un tercio de las madres de Alipio Pérez-Tabernero.

Desde Salamanca hasta Alcalá de los Gazules viajaron las vacas ibarreñas de don Alipio, a las que añadieron sementales más asaltillados de Joaquín Buendía, para unir las dos ramas del encaste Santa Coloma; sangre que por aquel entonces era predilecta de todas las figuras del toreo.

Durante los primeros años, fue don Joaquín Buendía quien ayudó a la familia en todas las tareas de la ganadería y de selección. Su tremendo conocimiento del encaste y la gran afición de doña Ana Romero, hicieron que poco a poco terminasen por enamorarse de las peculiaridades del ganado de Santa Coloma y lo mantuvieran hasta día de hoy, cuando su hijo Lucas Carrasco es el encargado de mantener la divisa que crearon sus progenitores hace ya más de sesenta años. 

El toro de Ana Romero tiene unas particularidades y una expresión que lo hace único. Son toros cortos, bajos, reunidos, muy armónicos, degollados, con una mirada de gran expresividad y que a pesar de no ser animales con encornaduras muy desarrolladas, les confieren una tremenda seriedad. La combinación de sus pelos cárdenos en todas sus variedades, con la belleza del campo gaditano hacen que pasear por «Las Cobatillas» sea un auténtico deleite para los ojos.

Desde los inicios, siempre han mantenido la misma filosofía de mantener una ganadería corta con alrededor de 100 vacas madre para poder tenerla siempre en la cabeza y muy controlada. La selección de las vacas es esencial, puesto que en ellas recae el mayor activo de la ganadería. Para realizar dicha selección es fundamental el comportamiento en el caballo, al que deben acudir galopando y con verdad varias veces, pero también la entrega, el recorrido y la humillación en la muleta son características indispensables para poder superar el duro examen del tentadero. No suelen tener sementales fijos para poder abrir líneas y suelen padrear toros con dos o tres años – elegidos por su morfología y por su familia – y que después son lidiados.

El toro de Santa Coloma y particularmente el de Ana Romero, es un toro con mucho interés para el aficionado y para el torero, puesto que todo lo que se le hace tiene un enorme valor. El maltrecho sistema actual ha relegado a esta ganadería – y otras muchas – al mercado francés y de la zona norte de España, pero siempre fue un hierro de garantías para las mayores figuras del escalafón. Uno de los éxitos más sonados de la divisa amarilla y celeste, fue el indulto del toro «Marquito» en Granada y en manos del maestro Ortega Cano. Importante hito en una época en las que escaseaban los indultos y fundamental para el devenir de la ganadería, puesto que «Marquito» volvió al campo para dejar una importante descendencia.

Agradecemos enormemente el trato recibido por don Lucas Carrasco y desde estas humildes líneas queremos desearle toda la suerte del mundo para que esta ganadería vuelva al lugar que merece en una fiesta en la que el toro debe ser siempre el protagonista.

Puedes ver la galería completa haciendo click en el LINK

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