Daniel Menés es uno de esos extraños casos de toreros que poco a poco van viendo como las oportunidades se diluyen en la temporada. El torero madrileño ha visto como el tren de las oportunidades ha estado muchas temporadas sin parar en su estación hasta este 2023, dónde la Copa Chenel ha arribado para darle una oportunidad ganada por méritos propios.
Su trayectoria como novillero ha demostrado que capacidades no le faltan y que le sobra casta torera. Rozó la puerta grande en Madrid en el año 2016, dónde la espada le despertó del sueño de salir en volandas por la calle Alcalá; fue triunfador del Zapato de Plata en 2014, además de acaparar numerosos trofeos como triunfador y pisar plazas de la categoría de Málaga, Bilbao o Logroño.
Todo cambió tras su paso por Arnedo en 2019, dónde cinco años antes había sido triunfador de este prestigioso certamen. En esta ocasión, un novillo de la ganadería de Partido de Resina le corneó con violencia en su muslo derecho, atravesando la extremidad y afectando de manera muy grave al nervio ciático; comenzando una larguísima recuperación que le tuvo cerca de seis meses en cama y que, en palabras de los doctores, todo apuntaba a una retirada prematura. Sin embargo, los toreros están hechos de otra pasta y Daniel Menés no es una excepción.
Tomó la alternativa en Madridejos en tiempos de pandemia y hasta aquí, la llegada de la Copa Chenel puede ser la oportunidad de devolver a este torero madrileño a la primera línea de la información taurina y, quién sabe, si a volver a ponerle en boca de los aficionados como ya estuvo en su etapa de novillero.
