Dávila Miura volvió a nacer en Santander. El torero que regresaba a los ruedos de manera excepcional fue prendido por el primero de su lote tras caer al suelo fruto de un «tropezón» con el animal. Sobre el albero, el astado le propinó una fortÃsima paliza, aunque lo peor estaba por llegar.
Dávila fue prendido a la altura del pecho, quedando colgado del asta del animal durante unos angustiosos segundos que se hicieron eternos. Desplomado cayó sobre la arena, creándose un silencio tétrico del coso, que sólo se rompió cuando el espada recuperó el paso por sà mismo.
Previo reconocimiento de los compañeros de luces, Dávila volvió a la cara del animal antes de cortar la primera oreja de la tarde. Sólo después de estoquear la res y recibir el premio pasó por la enfermerÃa.
De manera milagrosa, el veterano torero habÃa evitado la cornada y fue atendido de un profundo corte bajo la barbilla y otra herida en el labia; requieriendo ambas recibir puntos de aproximación.
La enfermerÃa del coso de Cuatro Caminos no ha emitido parte médico y el espada pudo salir a lidiar el segundo de su lote con la convicción de que en Santander se obró el milagro.