La tarde que ofreció Ginés MarÃn en Madrid no tiene ningún sentido racional. Su aplomo y su estar en torero con el muslo partido supera cualquier entendimiento humano, su dignidad torera fue mayúscula. Ningún gesto de dolor, ni un momento de duda, nada que dejase entrever que estaba herido. Fueron muchos los que el tendido se preguntaban sà el torero iba herido; no era normal, no lo parecÃa.Â
Pero sÃ, sà iba herido. No con una pequeña cornada, no. Llevaba el muslo partido en dos, con dos trayectorias de 20 y 25 cm con orificio de entrada y de salida. La taleguilla fue empapándose en sangre hasta llegar a la zapatilla, pero Ginés ni se inmutó. Ni siquiera se miró.Â
Tarde muy seria de uno de los toreros a tener en cuenta para el futuro inmediato de la tauromaquia. A su toreo exquisito, hay que añadir su vergüenza torera. Ginés, pronta recuperación y gracias. Gracias por lo que nos hiciste vivir y entender ayer en Madrid. Quizás, a veces, el peso del sentimiento y recuerdo, tiene más valor que una oreja barata en la capital del toreo.Â