La encerrona de Antonio Ferrera en Olivenza tenía un aliciente especial en el apartado ganadero. Dentro del encierro serio y muy en el tipo de la casa de Victorino Martín, el tercer toro del festejo había levantado gran expectación. “Bárbaro” hijo de “Cobradiezmos” un toro muy parecido a su padre y en el que estaban puestas muchas de las esperanzas de la apuesta del extremeño.
El animal fue una pintura, prácticamente idéntico al progenitor en términos morfológicos. Cárdeno de capa, con las hechuras y el tipo que mostró su padre en La Maestranza de Sevilla. En comportamiento también hubo grandes semejanzas con “Cobradiezmos”, con una manera de embestir grandiosa y una humillación propia de una reata como la suya.
Sin embargo, la falta de fuerza del animal en algunos momentos de la lidia hizo que la expectación y el ánimo decayera un punto. A pesar de todo, ha sido uno de los toros más completos del festejo sin ninguna duda y al que Antonio Ferrera cortó una oreja de gran peso.
Quizás y, sólo quizás, un comienzo de primavera y unos cuantos kilos más de hierba, habrían terminado de dar el motor que le ha faltado al animal en Olivenza, pero al fin y al cabo, quién sabe de esto es el ganadero. Sea de la manera que sea, “Bárbaro” ha sido un digno hijo de su padre.
