El Club Cocherito de Bilbao, rindió homenaje el pasado miércoles a Iván Fandiño, quién el día 29 habría cumplido cuarenta y un años. Fue un acto sencillo, pero cargado de emotividad y recuerdo a una de las grandes figuras de la tauromaquia de este siglo. Un torero que rompió moldes y que nunca quiso saber nada de ese sistema que tanto le maltrató a pesar de sus méritos. Un hombre que fue dueño de su propio destino, el capitán de su propia carrera hasta que aquel fatídico 17 de junio del 2017, el toro, truncó su vida.
El acto tuvo lugar en la plaza de toros de Vistalegre, en la estatua que el «León de Orduña» tiene en este coso. Hasta allí se desplazó la afición para depositar un ramo de flores a los pies del matador, en lo que ya se ha convertido en una tradición en Bilbao, para honrar y rememorar la memoria del torero de la tierra.
