
Juan Ortega deslumbró con el capote en La Maestranza de Sevilla. Una tarde condicionada por el escaso juego de los animales, pero que dejó importantes detalles y momentos de paladar exquisito.
Juan Ortega dejó uno de esos momentos con el capote. El sevillano dejó un ramillete de verónicas que bien podrían ilustrar un manuel de toreo de capa o exponerse en cualquier museo de la geografía nacional. Sin embargo, uno de los lances paró el tiempo, levantando los tendidos maestrantes de sus asientos. Una estampa.
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