Diego Urdiales emborrachó a la plaza de toros de Vistalegre, durante su actuación en el San Isidro de Matilla. Templó a la verónica, haciendo soñar el toreo a todos los que pudieron verle.Â
Un ramillete de más de una decena de verónicas, con las muñecas de seda, toreando con el alma. Madrid sigue soñando, viviendo borracho y con la resaca de un toreo que el tiempo no borrará de la retina y la memoria de todos los presentes.Â