Otra oreja cortó SEBASTIÁN CASTELLA del tercero de Juan Pedro, un toro de gran nobleza al que toreó muy despacio. Ninguna opción le dio su segundo, tremendamente deslucido. El balance de trofeos lo inauguró ANDRÉS ROMERO en el primero de la tarde, un buen toro de San Pelayo, con calidad, al que toreó muy despacio, ya en el recibo con Montes, ya luego en banderillas con Caimán y, especialmente, con Guajiro, con el que instrumentó piruetas de remate de las suertes ajustadas hasta el límite. Mató con eficacia y se le pidió la segunda oreja con insistencia. De no haber pinchado al quinto, habría mantenido su racha inmaculada de puertas grandes en la Merced. Faena intensa y de entrega ante un toro exigente. De vacío se va ENRIQUE PONCE. Su primer astado tuvo nobleza pero poca duración. Y el segundo, rompió a malo y descompuso su paciencia por sacar partido de donde casi no lo había.