Han pasado ya seis años y no se borra de la retina de los aficionados el dramático percance que sufrió Jason, un joven australiano que debutaba en los encierros de San FermÃn. Siguiendo la tónica habitual, aquel 14 de julio, la ganaderÃa de Miura ponÃa el broche final a la semana grande de Pamplona, en una mañana plomiza; nublada y húmeda por las ligeras lluvias de la madrugada.
El encierro transcurrió sin mayores complicaciones, con el grupo unido hasta la curva de Estafeta, cuando tres hermanos entraron delante de los mansos en la curva, resbalando y provocando la caÃda de sus hermanos. Olivito, salinero de capa, perdió la pista al grupo y quedó descolgado cuando trataba de incorporarse. Fue en ese momento cuando encontró a Jason, en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Lanzó al mozo con violencia contra las protecciones del escaparate de una tienda. Ya en el suelo, el animal lanzaba fuertes derrotes que acabaron por destrozar las protecciones y corneando al corredor australiano.
 Sin mirar atrás, sin atender al dolor y a la sangre, corrió calle atrás Jason cuando logró zafarse de las astas del animal. Sin embargo, Olivito sólo tenÃa ojos para el mozo y volvió a hacer presa en los primeros metros de la calle Mercaderes. Lo «estampó» contra las talanqueras, viviéndose de nuevo unos segundo eternos, hasta que desde dentro de las protecciones lograron poner a salvo a Jason. En esta ocasión, el toro le habÃa propinado dos fuertes cornadas en el tórax y el abdomen.
https://youtu.be/dZaMQFs4c0g