Fandiño ya tiene en el coso de La Candelaria que tanto respetó y valoró el azulejo que perpetúa, junto al ruedo, el homenaje a la verdad que encarnó con su muleta
Al descubrir la inscripción que queda ya en las paredes de Puerta Grande, el presidente de la Federación Taurina de Madrid subrayó la “sensibilidad†de Valdemorillo al saber recordar “a estos toreros que forman parte de la historia de la tauromaquia y también de la del propio coso localâ€. Jorge Fajardo agradeció asà el gesto del Ayuntamiento al rendir este nuevo tributo, que viene a sumarse al que el pasado año se rindió en memoria de VÃctor Barrio
Horas antes que Miguel Ãngel León rubricase su “feliz “alternativa con el galardón soñado, saliendo a hombros por la Puerta Grande de La Candelaria en la primera corrida de toros de la feria, este mismo espacio tan decisivo para los matadores, tan cercano al ruedo, claro vÃnculo de afición y toreo, acogió el sentido homenaje en memoria de Iván Fandiño. Porque el diestro de Orduña ya tiene su azulejo en este coso, al que acudió hace apenas un año, con la ilusión y la fuerza que le daba saberse acartelado por San Blas, ya que el maestro supo siempre otorgar a esta plaza el valor y respeto que representa, abriendo calendario a las mismas puertas de Madrid. Fue, asÃ, el reconocimiento expreso de esta Villa al maestro, también al hombre, a un Iván Fandiño del que se ha querido perpetuar el vÃnculo que tuvo con este albero desde el recuerdo a la verdad que encarnó con su muleta.
Aficionados y vecinos, junto a los numerosos medios de comunicación acreditados, se congregaron ante la llamada del Ayuntamiento, que repetÃa su gesto, “sencillo, rotundoâ€, a la hora de reconocer y guardar para siempre en la memoria local a estos matadores que desgraciadamente ya no volverán a hacer el paseÃllo, Fandiño y el también malogrado VÃctor Barrio, “toreros que ya forman parte de la historia de la tauromaquia y, por supuesto, de la propia historia de la Cubierta valdemorillenseâ€. Porque con estas mismas palabras, el presidente de la Federación Taurina de Madrid, Jorge Fajardo, quiso especialmente subrayar “la especial sensibilidad†de Valdemorillo al organizar un homenaje como el de este sábado 10 de febrero, agradeciendo, además, la deferencia del Ayuntamiento al pensar en él como representante de toda la afición madrileña, la que alientan peñas, clubes y asociaciones, para acompañar, en nombre de todos ellos, a la Alcaldesa en el momento de descubrir este segundo azulejo, situado a la vera del que recuerda al segoviano de Grajera.
A su vez, la regidora, calificó de merecido el tributo que representa el azulejo descubierto, “con el que nos unimos una vez más en el dolor por la pérdida de uno de los nombres con mayúsculas que ha tenido y tiene nuestra Fiestaâ€, mostrándose impresionada al recordar el vÃdeo “que siempre guardaré†enviado por el propio Fandiño para expresar la gran ilusión con la que afrontaba la que serÃa su última cita en Valdemorillo, “y en el que reconocÃa que esta era una fecha señalada e importanteâ€. Igualmente, Gema González agradeció el poder contar con Fajardo, “porque representa a los muchos y buenos aficionados, que son realmente quienes mantienen vivo el espÃritu de la Fiesta. En una cita como ésta, correspondÃa mostrar y reconocer, precisamente, la importancia que tiene la Afición para quienes se visten de torero, para hombres de oro como Iván Fandiñoâ€.
La continua apelación al maestro como “sinónimo de un sueño hecho verdad, de esa verdad que lucÃa por divisa, a la que nunca renunció†llevó a la emoción, visible entre los muchos asistentes que quisieron sumarse al citado homenaje, tributando, una vez más, una cerrada ovación a Fandiño, quien, paradojas del destino, hace poco más de un año, montera en mano, supo recordar al compañero, en un brindis al padre de VÃctor Barrio que ahora cobra aún más dimensión. Ya entonces Iván habló de ese lugar “donde la mayorÃa de los mortales sueñan con estar y jamás podránâ€, una clara alusión a la gloria a que le aupó también a él aquella fatal cornada propinada por uno de los herrados de Baltasar Ibán, el que le hizo quedar en la historia, más aún, ser ya un torero de leyenda.