Francisco José Espada sufrió una aparatosa cornada la tarde del 24 de mayo. Sin embargo, tras el percance surgieron serias dudas en los tendidos acerca de sà el torero iba herido o no. Sin mirarse, sin un gesto de dolor, el torero volvió a la cara del animal fingiendo no sentir el daño que el animal le habÃa infligido.Â
Sólo el torero sabÃa del percance, pero en su cabeza sólo habÃa un objetivo: impactar en Madrid. Con dos cornadas de dos trayectorias de 15 cm cada una, el torero se ató los machos y siguió adelante en una demostración de pundonor y verdad, que deberÃan tener su rédito en lo que resta de temporada.Â
El de Fuenlabrada se ha hecho un hueco entre los nombres propios de la feria. Los números no lo son todo en la tauromaquia, y su paso por la feria de San Isidro ha dejado el impacto de la frescura y el arrojo de tauromaquia. No fue sólo el valor tras la cogida, fue el impacto de una tarde en la que salió a conquistar Madrid, a reivindicar su nombre.
La cornada a Francisco José Espada y su compromiso y verdad, dan cuenta de los valores de la tauromaquia. En una sociedad dónde se prefiere fingir a disimular, un grupo de valientes disimulan el dolor para fingir la gravedad de la herida. Gloria siempre a los toreros.