El toreo puede decirse que está de enhorabuena, y es que, en los últimos años surgen y aparecen con mayor frecuencia nuevos y jóvenes valores en todos los escalafones que permiten ilusionar al aficionado. El último, VÃctor Hernández (Los Santos de la Humosa, Madrid), que pronto se ha convertido en uno de los nombres de la temporada madrileña. Debutar en Las Ventas y acabar descerrajando la puerta grande de la primera plaza del mundo debe ser lo más parecido a un sueño totalmente cumplido. Probablemente muchos ni siquiera lo conocieran antes del festejo inaugural en Madrid, pero lo cierto, es que su concepto caló con rapidez entre los presentes en los tendidos venteños. Su gusto a la hora de torear o su estética asentada frente a una gran novillada de Los Chospes, fueron quizás algunas de las claves para que el aficionado se terminara entregando al debutante. Y es que Madrid, cuando ve algo diferente, algo que le gusta y que va a su plaza como se debe ir allÃ, lo sabe reconocer.
Sin embargo, no todo ha sido ilusión por la capital, y es que, tuvo que llegar la apertura de una nueva temporada en Las Ventas para volver a reafirmar que la salud que ostenta su palco presidencial está últimamente en una continua decadencia. Abrir la puerta grande que da a la calle Alcalá deberÃa suponer una dificultad mayúscula, la mayor de entre todas las plazas, y, sin embargo, lo vivido el pasado domingo demostró ser todo lo contrario. Tristemente la actuación de la máxima autoridad – protagonista y desafortunada – empañó la tarde del triunfador, puesto que lo deberÃa haber sido seguramente una más que gloriosa vuelta al ruedo con una oreja de peso, se convirtió en un paseo por el ruedo con unos tendidos contrariados y enfadados, no con él novillero – que no tiene culpa del premio que se le concedió –, sino con la incoherencia de un palco a la deriva.