Entre mares de coral, entre aguas cristalinas, entre tanta pleamar, entre blanca sal marina… Pasa la tauromaquia por un mar de tempestades entre barcos de papel donde los falsos vijÃas nos llevan a la deriva. En unos mares donde hoy se navega sin rumbo… Se perfila el final de temporada donde los novilleros pasan a un duro examen final. Un examen final donde sacan clara ventaja en número de festejos los piratas montadores.
Esos piratas que hacen con el garfio del dinero la peor de las heridas, con sus sabidos y habidos tesoros. Llegan las ferias de las novilladas. Esas que cada vez pierden su encanto romántico y además, los que navegamos en ese mar de la tauromaquia, nos dejamos llevar por sus aguas.
Salen esas ferias de novilladas donde antaño sus comisiones preguntaban, indagaban y se dejaban aconsejar por esos taurinos de toda la vida, de confianza y que hoy se traduce a simples números. Números que nosotros mismos echamos en cara y tiramos de escalafón porque «los novilleros del tesoro» evitan el compromiso y van a los tres montones.
¿Dónde quedaron esos taurinos que veÃan a un chaval en un tentadero y tiraban la moneda al aire sin complejos, sin importar equivocarse? Dónde quedaron Dios mÃo… ¿Dónde quedan esos Don Pablo Lozano, Leonardo Muñoz o Don Rafael Sánchez » El Pipo»? Ese romanticismo al creer en el descubrir y que los propios taurinos absorben por sus propios números; Comisiones que tiran de un escalafón que, hoy más que nunca, pierde romance. Comisiones que hoy sólo buscan la capacidad de que le maten la novillada. Comisiones que no son capaces de tirar la moneda sin complejos por algún desconocido con las carencias propias del no torear, pero con las virtudes de la torerÃa que ilusiona.
Asà está el toreo amigos, números y un brindis a los bucaneros que navegan por el mar de un oficio simple y vulgar aprendido prematuramente. ¿Dónde quedarÃan esos «piratas valientes ligados a la torerÃa «…? Esos personajes de la picaresca taurina que se gastaban los botines junto a su sombrero cordobés en busca del talento desconocido. En tiempos donde el mar taurino se atrapa en estas redes. Redes sociales que son escaparates de infinitos chavales no pudientes que gastan sus chismes a la ilusión torera. Falta nos hace un certámen parecido a los que hiciese Don Pablo y que descubriesen a Palomo…. Falta nos hace otro Leonardo Muñoz capaz de gastar un 405 por los pueblos de Sevilla , Huelva y Cádiz pregonando la torerÃa de un chaval llamado José Antonio Morante Camacho y esa confianza de ponerlo sin complejos de Don Diodoro Canorea. Qué falta nos hace otro Don Rafael Sánchez «El Pipo», quien con su picaresca embahucaba a los ganaderos de antaño pidiendo unas becerras para sus futuros toreros…
Esto se muere amigos, ese legado heredado entre mares y océanos taurinos que caen en una baja mar decadente de simplicidad y vulgaridad obsoleta…
Mar decadente donde las novilladas cada vez van desapareciendo en plazas de todas las categorÃas y aquà nadie dice nada viendo a plazas de primera reducirlas … O de segunda y tercera viendo pasar entre nuestra máquina del tiempo temporadas y temporadas sin dar una. Espectáculos deficitarios que ninguna unión, asociación o fundación es capaz de mandar el señuelo y sentarse a intentar mediar reduciendo costes.
Señores esto se muere y a lo mejor nos preocupamos de los canÃbales de la isla a donde vamos a llegar y no miramos a nuestro lado viendo los polizones de nuestro barco taurino navegando entre piratas y bucaneros de nuestro actual y triste taurineo.
TIERRA A LA VISTA…
@rafaelelpipo.