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En tiempos que el Dios Tauro es moneda de cambio en libretos electorales… En tiempos que la palabra tauromaquia es envenenada por los «Escorpios» demagogos de una prensa manipulada… En tiempos que el interés propio rebasa los lÃmites del «Cancer» de nuestra «tauromafia»… En tiempos que un «animalismo de pago manipulado» usa la flecha y un arco «Sagitario»… En tiempos que la condena social no nos «Libra» de ser sentencia por los gustos ancestros de la historia»… En tiempos donde «Leo» cada dÃa los intereses propios de las plumas que escriben…En tiempos que «Capricornio» galopa libre haciendo que los discÃpulos de Miguel Atienza sean simples actores de reparto…
En Tiempos…
Haciendo este simil comparativo jugando con algun signo de nuestro zodiaco, miro a la luna y la luna me mira.
Esa luna que hiciesen las antiguas figuras del toreo por necesidad, donde la marisma era el mar de los sueños.
 Luna que pone música a esas estrellas que hoy nos hablamos. Estrellas que me dicen que el declive que llevamos, es sentencia de muerte en contra de los propios intereses. Unos
intereses que pasan por vender cada dÃa la sangre y el honor del toro bravo.
Esa tauromaquia sin muerte que cada dÃa nos gana la guerra porque los falsos polÃticos dejan perder por una falta de lealtad a la historia e implicación en imposición a los valores de su oficio. Implicación que los distintos sectores no son capaces de sentarse y hacer de una mesa redonda un escudo-balsa para intentar poner medio y freno a lo que estamos perdiendo.
Se pierden novilladas sin picadores donde algunas comunidades autónomas la disfrazan de «Clases Prácticas», que es el simple maquillaje barato para evitar unos sueldos y seguros sociales insostensibles en estos tiempos. Subiendo un escalón, nos vamos a las novilladas picadas. Estos espectáculos que son la desesperación propia de los infinitos novilleros que se ahogan esperando una oportunidad. Esa oportunidad que se busca a la desesperada y que es la pescadilla que se muerde la cola. Esa pescadilla que para ir a una plaza de primera piden un currÃculums de garantÃas,y para ir a esas plazas de menor embergadura piden el aval de un triunfo en una plaza de primera… Mientras tanto la historia nos ha regalado herederos del poder adquisitivo, que traducido al taurineo son conocidos como «ponedores». Ponedores que absorben sumando festejos adueñándose por su oficio adquirido de las novilladas que quedan.
Por desgracia la tendencia al alza no es crear a un artista; Desgraciadamente flotan en ese putrefacto sistema los que adelantan a sus tiempos el oficio y consumimos, máquinas de dar pases.
Subiendo otro escalón llegamos a las corridas de toros. Ese espectáculo en el que todos sueñan llegar a un grupo denominado «especial» y hoy, salvo excepciones que las hay, evitan pasar de la treintena de espectáculos para evitar gastos, sueldos y cláusulas de contratación que en la temporada venidera puede ser contraproducentes.
Escalafón donde el artista ha pasado a ser moneda de cambio y simples números. Escalafón donde el único torero actual con capacidad y poder de convocatoria pasa por un paréntesis de pasividad y falta de compromiso elevando sus temporadas a puntuales reapariciones. Pena que Don José Tomás Román MartÃn no eleve esa genialidad incuestionable traducida a un personaje para ser mito, a una docena de festejos. Pena porque los genios debieren regalar genialidades y en eso, por concepto, torerÃa y pureza lo conseguido es eso, UN GENIO.
El resto salvo la necesidad y algún guiño puntual a lo excepcional, es un triste poema a la monotonÃa. Conocen mejor los libros de algún ganadero que su propio libro de familia. Hay quienes conocen el tatarabuelo de un toro al que va lidiar y no se sabe los apellidos de su bisabuelo .Triste pero real…
Pasamos al toreo a caballo. Digo toreo a caballo, porque lo conseguido por ciertos hombres a lomos de sus hermosos centauros culminan en un canto a lo excepcional. Excepcional fue «Cagancho», que junto con Pablo Hermoso de Mendoza escribiese un antes y un después en la historia del toreo a caballo. Ese «antes», va quedando poco a poco cada vez más lejano, porque un señor llamado Diego Ventura hoy levanta el dedo diciendo a lomos de «Nazarà » y «Dólar» quien manda, por logros, Puertas del Principe y Puertas Grandes de Madrid quien es el número uno actual del toreo a caballo. Todo esto con las puertas cerradas de su anterior apoderado, las propias de los apoderados de su rival directo y las plazas que salpican ese entorno que casualmente son muchas del norte. Señores creo que han sido 7 orejas y un rabo en Madrid y si el taurineo putrefacto consciente de esto no hace nada…nos retratamos nosotros mismos. Una auténtica pena y vergüenza.
Mientras tanto los festivales pasan a ser tentaderos públicos solidarios, noblemente vendidos a las honorables causas. Causas que siempre van existir, haciendo que lo que debiere ser algo extraordinario, se convierta en ordinario, sirviendo de precedente a las hienas taurinas y pirañas de nuestra selva. 6 eralas con pitones cortados, la foto cómplice de toreros con alcalde, polÃticos, reinas y damas…
Toreros que al otro dÃa los podemos ver anunciados en ferias, regalando espectáculos sin muerte que son la demanda del enemigo animalista, haciendo que cada dÃa que pasa esto se muera (y perdónenme la expresión) «me entran ganas de mandar al mismo carajo».
Esa es la tauromaquia que tenemos o por lo menos yo siento, veo y a mucho que cambie la cosa… está condenada al rechazo social manipulado del rédito falso e hipócrita polÃtico.
Antes de despedirme agradecer a Contrabarrera6 por confiar en la opinión sin valor de este humilde aficionado que desde la intimidad y con la colaboración de profesionales amigos y grandiosos aficionados hacen mantener viva la cuenta homenaje a quien fuere un genio en la historia del toreo.
Don Rafael Sánchez «El Pipo».