Juzguen ustedes mismos. Remitimos el discurso de Gonzalo Caballero a la hora de recoger el premio Solidaridad y tauromaquia:
«QuerÃa provechar que estaba aquà en la presentación de carteles de San Isidro para dirigirme al señor Simón Casas. Decirle que siempre le admiré, porque usted en la búsqueda de su propia identidad, no tuvo ningún reparo en denunciar aquello que no era justo. Hoy quiero ser yo quien lo haga. A los toreros nos llaman matadores de toros y hace un mes usted me otorgó este premio a la mejor estocada de la feria de San Isidro. Como yo me crie en esta plaza y en la escuela de Madrid, nos enseñaron que un premio en la primera plaza del mundo era lo más grande que habÃa. Por respeto a mis principios y a la plaza de toros de Las Ventas, se lo quiero devolver. No concuerda que a un premiado le llame usted y le diga primero que no tiene hueco, luego que uno de sus hombres le diga que solo queda un hueco en dos ganaderÃas y posteriormente en cuatro. Pero no me dirijo a usted por ello, puesto que entiendo que en la vida las personas se pueden o no poner de acuerdo. Me dirijo a usted porque en la segunda llamada que hubo hirió mi sensibilidad. En su afán por convencerme por matar una de sus cuatro ganaderÃas, mencionó usted dos atributos: Inteligencia y, perdón por la palabra, pero asà me fue dicha, cojones. Respecto a la inteligencia, no sé si es muy inteligente devolver un premio en la primera plaza del mundo… pero bueno, yo admiro a las personas rebeldes. Aquellas que en la búsqueda de su libertad no temen nada. Como usted, que en esa búsqueda saltó de espontáneo en la plaza de Nimes a un toro de Antonio Ordóñez y lo que son las cosas, acabarÃa siendo empresario de dicha plaza. Pero con respecto a los cojones, con perdón otra vez, sà sé, al igual que el público de Madrid, que me sobran para matar esas cuatro corridas, y lo haré cuando sea figura del toreo, no cuando me sean impuestas y no las merezca, y menos aun cuando me tengo que abrir camino. Me sobran para ser el novillero que hasta la fecha más orejas ha cortado en esta plaza. Cojones me sobran para matar aquà un toro sin muleta, para reivindicar la alternativa que buscaba. Alternativa que, por cierto, se me ofreció con menos de veinticuatro horas de antelación y que tuve eso para aceptar. De no ser por la espada podrÃa haber salido a hombros. Cojones tuve a matar un toro aquà con el muslo abierto y nuestro querido Don. Máximo GarcÃa Padrós dijo que no encontraba una explicación médica de cómo lo habÃa hecho. Tuve cojones a dormir durante siete meses en un hospital, enterrar a mi padre y veinte dÃas después dar una vuelta al ruedo y llevarme todos los premios a la mejor estocada.  Y ,sobre todo, tengo cojones a defender mi verdad porque prefiero morir luchando por la libertad de mis manoletinas que ser preso todos los dÃas de mi vida. Y no olvide que la rebeldÃa a ojos de todo aquel que haya leÃdo algo de historia es la virtud original del hombre. Muchas gracias.»