Por Noelia Crespo
El dÃa de Castilla y León era una fecha marcada en rojo en el calendario taurino salmantino. Guijuelo se convirtió en el centro de todas las miradas del orbe taurino con un rematadÃsimo cartel en el regreso a los ruedos de Manuel Diosleguarde. La expectación era máxima y los protagonistas no defraudaron brindando una completa tarde de toros en la que Morante, Emilio de Justo y Diosleguarde hicieron las delicias del aficionado con toros de El Capea.
Con las puertas de los tendidos a rebosar de gente ansiosa por entrar con retraso, recibió Morante de la Puebla a la verónica sin mucha apertura a «Botinero –30», primer toro de la tarde con cuajo, pero tocado de pitones. Justo de fuerzas, entendió el cigarrero la media altura que le exigÃa su oponente hilando tandas con mayor transmisión por derecho a medida que avanzaba el trasteo. Se ciñió con la diestra llevandolo largo y metido en la franela aunque no terminó de alzar vuelo por la condición del astado que no llegó a entregarse. Estocada hábil contraria y oreja.
«Beteranariojano – 19» estaba cogido con pinzas, pero tenÃa una nobleza y calidad extraordinaria. Cuando pocos confiaban y parecÃa que Morante no se iba a meter con el de Capea, le cambió de terrenos, pidió paciencia y comenzó el fervor en Guijuelo. Logró por ambos pitones calentar al tendido con olés rotundos en tandas de detalles toreros y con pureza. Se arrebató, se descalzó y tras el clamor del público le acompañó la banda. Al ritmo del pasodoble se entregó el sevillano exprimiendo al burel con suavidad aprovechando su clase. A base de personalidad y naturalidad conjugó una faena en la que conectó felizmente con todos los asistentes rematando los pases detrás de la cadera con gusto. Estocada y dos orejas.
Emotivo resultó el brindis de Emilio de Justo a Manuel Diosleguarde en el inicio de su faena. A «Beterano – 22» le bajo la mano sacándolo hacia fuera por doblones muy largos. Aprovechando la fijeza y nobleza del murube, estructuró una labor que fue cogiendo cada vez mayor emoción en los tendidos. Dejándosela por delante y con la mano muy baja, ligó tandas por derecho de mucho poder y mando que empezaron a calentar al respetable. Extraordinarias fueron las tandas al natural llevándolo cosido con los vuelos hasta el final de manera muy pura y entregada aprovechando la clase del de Capea. El final con la izquierda a pies juntos acabó de culminar una rotunda faena. Se tiró encima del astado, pero el mal uso del descabello dejó el premio en una oreja. Vuelta al ruedo.
A la verónica con cadencia llevó hasta los medios a «Gorillo – 54». Enseñándole y llevándolo largo comenzó por genuflexos para llevarlo hasta los medios. Pronto, noble y con fijeza entendió y aprovechó el extremeño las virtudes de su oponente para ligarle tandas por derecho atacándole y mandando sobre la embestida. Estuvo correcto, dispuesto y asentado logrando los muletazos de mayor transmisión por derecho aunque sin acabar de conectar con unos tendidos con la resaca del cigarrero. Los pases de pecho en el cierre de cada tanda fueron sublimes. Finalizó su faena de manera torera por alto y rubricó con una estocada algo caÃda en el segundo intento.
238 dÃas después, Manuel Diosleguarde volvió a vestirse de torero entre el cariño de la villa chacinera para demostrar que todavÃa tiene mucho por decir en este mundo. «Olvidado – 35» fue el toro de su reaparición al que le enjareto lances variados y con gusto con el capote. Tras un buen tercio de varas de Alberto Sandoval y una gran brega de ElÃas MartÃn, brindó a Doña Marta Pérez, la cirujana que le salvó la vida. De rodillas desde el tercio y con un valor incalculable comenzó un trasteo como si el tiempo no hubiera pasado. Noble, pero justo de fuerzas, logró con la mano derecha apretarse con el murube a base de mando, poder y oficio. Sin dejarlo parar, tirando de él y llevándolo profundo cuajó una faena muy completa, asentada y entregada en la que no se alivió y pisó terrenos comprometidos levantando al público de sus localidades. Se mostró despejado de mente, muy maduro y con un excelente trazo de muletazo. Estocada delantera fulminante y dos orejas.
El salmantino recibió con gusto y personalidad en la capa a «Avellano – 43», el toro que cerró el festejo. Tras brindar a su público, intentó a base de enseñarle y cambiarle los terrenos aguantar la mansa condición del burel. En los medios, dejándole la muleta puesta por delante y tapándole la salida a tablas se mostró muy firme y queriendo mucho. Exprimió todo lo que le dejó el astado en tandas por ambos pitones en las que se puso en el sitio y pudo disfrutar. En las tablas y por circulares finalizó una asentada faena.
Ficha del festejo:
Plaza de toros de Guijuelo (Salamanca). Lleno de “no hay billetesâ€. Toros de El Capea: tocados de pitones, rematados y con cuajo. Enclasado, con nobleza y fijeza, alguno justo de fuerzas. Premiado con la vuelta al ruedo el gran segundo de nombre Beterano – 22.
Morante de la Puebla (de malva y oro): Oreja y dos orejas.
Emilio de Justo (de tabaco y oro): Oreja y oreja.
Manuel Diosleguarde (de grana y oro): dos orejas y oreja.