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Juan del Álamo y Alberto Durán, el regreso de dos toreros

escrito por Noelia Crespo 11/03/2023

Por Noelia Crespo | Fotografía Adrián Casado

El inicio de la tercera edición de la Copa Chenel se produjo en la coqueta plaza madrileña de Villa del Prado. Un ciclo de corridas en las que para la mayoría de los toreros presentes supone una oportunidad que no deben dejar pasar si quieren volver a reengancharse a las ferias. Así lo hicieron Juan del Álamo y Alberto Durán demostrando una buena versión de dos toreros que han regresado.

Juan del Álamo, el torero más veterano de una copa especialmente joven, fue el encargado de dar comienzo a la corrida saludando de manera templada a la verónica y por chicuelinas a «Espléndido – 4» de Pablo Mayoral. Acusando la fuerza, pero con clase y humillación, destacó Roberto Blanco en banderillas. Inteligente, inició su trasteo por bajo enseñándole y afianzandolo por derecho en tandas ligadas dejándole la muleta puesta. Al natural llegaron los momentos más puros y templados en muletazos de uno en uno verticales, llevándolo cosido en los vuelos con profundidad. Alargó ante un toro venido a menos que cada vez le costaba más pasar. Pinchazo y estocada caída.

Inválido y arrastrando las patas salió «Dormilón – 15 » de Monte La Ermita al que Juan del Álamo saludó por verónicas sin lucimiento por la condición del astado que acabó siendo devuelto. Como primer sobrero de la ganadería saltó «Agrimonia – 1», un toro anovillado de presencia al que el salmantino lanceó con buen trazo a la verónica y en un quite ceñido por chicuelinas. Inició sin probaturas al natural en los medios para estructurar una faena por ambos pitones templada y firme. Deslucido, pero con movilidad, hiló los mejores muletazos con la mano izquierda entendiendo que era el pitón más aprovechable. Se entregó con raza y oficio en un cierre por bernardinas ajustadas. Estocada entera.

Más fino fue «Madrugador – 40 », segundo de Pablo Mayoral, al que recibió con un buen manejo de muñecas a la verónica Alberto Durán. Toro con genio y con teclas que volteó a Julio López en banderillas. Comenzó a dos manos por alto y por bajo intentando someter y mandar sobre el santacoloma. En una corta distancia, con firmeza y poso logró por ambos pitones aguantar la falta de entrega e incertidumbre de la embestida del astado para ligar muletazos con temple, profundidad y personalidad. No acusó los años en el dique seco elaborando una faena importante que sólo emborronó con los aceros.

Nuevamente de poca presencia resultó el quinto de la tarde de nombre «Fumario – 35» de Monte La Ermita. Dejó su gusto y torería en un quite por chicuelinas muy templadas y ceñidas y sorprendió colocando el último par de banderillas con facilidad. Comenzó con personalidad un trasteo en el que alternó ambas manos para dibujar muletazos clásicos y con buen trazo. Resultó cogido de manera muy fea siendo trasladado a la enfermería. El zamorano dejó una buena imagen y con ganas de seguir viendo su buen concepto del toreo. Pronta recuperación.

De manera variada aunque sin mucho lucimiento recibió Francisco José Espada a «Atrevido – 56» de Pablo Mayoral. No supo entender la casta inicial del animal, faltandole mando y poder desde el principio, algo que acabó acusando durante toda la faena. No se entendieron ni logró acoplarse al pulso y distancia de un toro deslucido y venido a menos. Un horrible uso de la espada eternizo el trasteo y enfrió aún más al público que no conectó en ningún momento.

El cierra plaza resultó todo lo contrario a sus hermanos, muy serio y con cara saltó «Duermepoco – 6» de Monte La Ermita al que saludó valiente el madrileño. Encastado, con humillación y recorrido, comenzó su faena en varias tandas por el pitón derecho con oficio y conexión en el tendido. En un cambio de mano firmó un natural eterno que levantó al público. En lo mejor de la faena se sintió podido el animal comenzando a buscar las tablas tras dejar con la mano izquierda algún buen muletazo suelto aunque intermitente. La espada volvió a ser una odisea.

Ficha del festejo:

Plaza de toros de Villa del Prado (Madrid). Media plaza. Toros de Monte La Ermita y Pablo Mayoral: tocados de pitones, desiguales de presentación y juego.

Juan del Álamo (de caña y oro): Oreja y dos orejas.

Alberto Durán (de verde hoja y oro): Ovación y herido.

F.J. Espada (de coral y oro): Silencio tras dos avisos y silencio tras aviso.

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1 comentario

David Muñoz 12/03/2023 en 3:18 PM

Por fin una crónica que se ajusta a lo que ví en la plaza. Enhorabuena y sigue con tu buen hacer Noelia.

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