Los avances de San Isidro dan por cerrada prácticamente la cartelerÃa más importante del orbe taurino. Apenas restan unos dÃas para que la empresa presente los carteles ante la Comunidad y ya estará todo el pescado vendido, con todas las fechas cerradas.Â
La reducción del número de festejos, con el estreno de las jornadas de descanso en el abono madrileño, sigue cobrándose vÃctimas. Una de las más destacadas y que más está reclamando la afición es la de Rafaelillo. El murciano, a dÃa de hoy, está fuera de la feria y todo parece apuntar a que los últimos coletazos de la confección del abono no pondrá su nombre en alguno de los carteles.
La ausencia de Rafael Rubio Luján chirrÃa por partida triple. Primero por la trayectoria de este torero; una historia de superación, de esfuerzo y tesón torero. Madrid ha sido consciente de su sufrimiento y de su negativa ante la rendición, como mostraron las lágrimas que brotaron de sus ojos aquel año 2015. La afición venteña siempre ha reconocido, gustado del concepto y de su canto a la perseverancia. Rafaelillo siempre es un reclamo para el aficionado fiel de Las Ventas.
En segundo lugar, queda fuera del abono uno de los triunfadores del pasado año. Reconocido por la crÃtica y por numerosos galardones – entre ellos el de Plaza 1 – como la mejor estocada del serial. El nombre del murciano quedó plasmado en todos los medios de comunicación taurinos, pero ahora mismo parece que el peso de los premios… también se los lleva el viento.
En tercer lugar, las orejas ya parecen no tener el valor suficiente para volver a apostar por un torero. El reconocimiento de lo logrado en el ruedo vuelve a volar al soplar el viento de los billetes… Resulta complicado de entender que una oreja y un galardón como triunfador del abono no otorguen un puesto de justicia torera.
Quizás Rafaelillo no esté este año en San Isidro, pero su recuerdo y el reconocimiento de la afición madrileña sigue inamovible. Gloria a los veteranos de guerra.