
Morante de la Puebla volvió a regalar en Corella un inicio de faena con aroma antiguo. Quizás no fue la tarde numérica del cigarrero, pero la esencia del torero quedó en esos ayudados por alto adornados.
Morante de la Puebla volvió a regalar en Corella un inicio de faena con aroma antiguo. Quizás no fue la tarde numérica del cigarrero, pero la esencia del torero quedó en esos ayudados por alto adornados.
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