Este domingo la plaza de toros de AlmerÃa abrirá las puertas de su coso en una nueva Feria de la Virgen del Mar; dando paso a uno de los acontecimientos que todo aficionado a los toros deseaba ver desde aquel fatÃdico 10 de abril en Las Ventas. Reaparece un torero en mayúsculas, regresa Emilio de Justo.Â
Una larga espera y un inmenso calvario el vivido por el extremeño quién, a principios de abril, rozó la desgracia y en tiempo récord vuelve a los ruedos demostrando, una vez más, la fortaleza de los toreros; siempre tan admirada como sorprendente. Aquel Domingo de Ramos era la tarde de su vida, una fecha que más que para cambiar el toreo servÃa para reafirmar el sitio que se ha ganado por méritos propios en este complejo mundo lleno de entresijos. Sin embargo, el destino quiso truncar aquella cita histórica. Este fin de semana con su vuelta, los aficionados y todo el mundo del toro en general, estamos de enhorabuena.
El toreo gana de nuevo con su vuelta por una infinidad de razones. De Justo es diferente, luchador, siempre con la verdad por delante, asumiendo unos riesgos incalculables fundamentados en la pureza y el valor seco. Su incomparable quietud, como si tuviera enterrados los talones en la arena, incapaz por voluntad y orgullo de moverse ni un ápice. Torero lleno de emociones, capaz de elaborar una bella obra de arte entre el hastÃo imperante de la monotoneidad de las ferias actuales. Es la muestra de la perfecta imperfección entre naturales ceñidos, erguido como un mástil y encajado de riñones mostrando su alma en esencia forjada a base de sangre, sudor y lágrimas. La ovación que merece un torero de su talla es incomparable, asà que todo aquel que acuda a la capital almeriense brÃndenle un más que sonoro recibimiento. Va por ti Emilio, bienvenido de nuevo maestro.