La tarde de antes de ayer en Sevilla fue la gota que colmó el vaso. Un cartel de jóvenes figuras y toreros emergentes con toros de Juan Pedro Domecq propició una de las entradas más flojas del abono maestrante. Sin duda, el juego que la divisa sevillana en pasadas fechas pudo condicionar la asistencia a los tendidos, tras el gran fiasco del Domingo de Resurrección.Â
Al término del festejo, el enfado de muchos aficionados era mayúsculo. Tres tardes ha firmado Juan Pedro Domecq en Sevilla y en las dos que llevamos no ha valido ningún toro. «Que la manden al matadero» repetÃa un aficionado muy molesto con el juego de los toros.
Quizás no hay que mandarla al matadero, por supuesto que no. Quizás urge una limpieza y volver a enarbolar aquel toro de JuamPedro que tantas tardes de gloria ha dado a la tauromaquia. Es conveniente un giro de guion que nos devuelva tantos toros rotundos como hace escasas temporadas sacaba cada tarde la prestigiosa ganaderÃa.
Como aficionados, no podemos mandar al matadero a una de las ganaderÃas más importantes de las últimas décadas; pero estamos en la obligación de demostrar cuál es la fiesta que queremos: Aquella que lleva el toro por bandera. Juan Pedro Domecq está atravesando un bache del que saldrá en plenitud de nuevo, ya ha demostrado el fondo que tiene esta ganaderÃa; sólo hay que recuperarlo.
El enfado de la afición y de muchos profesionales es absolutamente entendible. Estoy convencido, que el ganadero es consciente del retroceso de su hierro y que ya se encuentra trabajando en recuperar la lÃnea del triunfo y devolver a su hierro al estado de forma que estuvo.
Podemos exigir y, además, estamos en nuestro absoluto derecho. Sin embargo, estas exigencias y estas crÃticas deben hacerse desde la exigencia y el respeto hacia una persona que ha dedicado su vida entera a la crianza del toro bravo; teniendo en cuenta por supuesto, todas aquellas tardes de gloria que la ganaderÃa sevillana nos ha regalado.
Estoy convencido de que Juan Pedro Domecq resurgirá con fuerza y volverá a presentar el toro serio y bravo que ha lucido tantos años. Ahora, en mi humilde opinión, toca reflexionar y sentar las bases para retomar la seña de identidad que ha llevado a esta ganaderÃa hasta el privilegiado lugar que ocupa a dÃa de hoy en la cabaña brava nacional.