Inicio Actualidad En el país de los ciegos, Juan Pedro Domecq es el rey

En el país de los ciegos, Juan Pedro Domecq es el rey

escrito por Álvaro Solano 03/05/2022

Daniel Luque toreó bien a la verónica, ganando terreno, al toro que abrió plaza. Comenzó la faena con ayudados por alto y cuidó al de Juan Pedro en la primera serie toreando a media altura. Fueron dos series limpias, la segunda rematada con un largo cambio de mano. Al natural también estuvo solvente y muy por encima del toro, terminando con un serio parón. Mató de estocada.

Luque no pudo lucir con el capote en el cuarto, que arrolló al banderillero Juan Contreras al salir del caballo, por fortuna sin consecuencias. Al toro le costó ir hacia delante en la muleta, reponiendo y quedándose debajo de forma peligrosa. Luque no tuvo muchas opciones pero lo intentó todo, inventándose una faena en la que se jugó la vida en un arrimón final pisando un sitio muy comprometido entre los pitones del toro. Mató de estocada y hubo petición de oreja.

En el segundo comenzó a llover con fuerza. Álvaro Lorenzo brindó a sus compañeros de cartel y probó primero por el pitón derecho, lado por el que el toro se defendía desluciendo los intentos del toledano. Por el izquierdo se dejaba más y Lorenzo dejó muletazos estimables pero sin poder construir faena ni conectar con el público. Alargó demasiado su labor y sonó un aviso.

El quinto fue protestado por falta de fuerza, pero después se afianzó y colaboró. Lorenzo lo brindó al público y comenzó la faena en los medios. Ligó dos series con la derecha que crearon ambiente y sonó la música. Lorenzo tuvo el toro más manejable de la corrida y siguió ligando series estimables por ambos pitones. Terminó con bernadinas y mató de estocada casi entera, mereciendo el premio de una oreja. 

Bien de capa Ginés Marín en el tercero, un toro que llegó a la muleta justo de fuerza y acusando el mal estado del ruedo. Comenzó con la zurda y también probó con la derecha, pero sin lograr nada destacable por la nula colaboración del toro. Pinchó antes de dejar una buena estocada.

El sexto dio una voltereta en el capote y no dejó a Ginés Marín lucirse. En la muleta, el de Juan Pedro embistió descompuesto por la derecha y también al natural. Pero Marín estuvo firme por ese pitón, aguantando la aspereza del toro y ligando. Sonó la música y el torero insistió y construyó una faena entonada, siempre superior a la condición de su enemigo. Mató de estocada y se sumó al triunfo al pasear una oreja.

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