Por Noelia Crespo
Las encerronas en el toreo siempre se caracterizaron por un hecho histórico y extraordinario, es decir, algo fuera de lo común por la hazaña que suponÃa que un espada se enfrentara seis astados en una plaza. A dÃa de hoy han conseguido normalizar algo que era excepcional en todos los sentidos, y por ello, pierde cierto interés e importancia.
Antonio Ferrera se ha convertido en los últimos años en especialista y protagonista de estos festejos. Guste más o menos, tiene todos los respetos y admiración del aficionado por apostar con esa valentÃa, pero hay que tener también la virtud de la medida. Hacer varias encerronas al año convierte ese espectáculo en uno más de la temporada, es por ello, que cuando se anuncian carteles como el de la Feria del Toro de Pamplona se genera controversia entre los aficionados – quienes seguramente de haber sido ésta la única encerrona del extremeño en la temporada lo habrÃan alabado por unanimidad –. Enfrentarse a seis de Miura en San FermÃn es, sin duda, una gesta extraordinaria, donar sus honorarios es un detalle de grandeza en su persona y ese dÃa los focos del toreo estarán sobre su persona.
Para unos, gesta de máxima figura del toreo que engrandece la fiesta; para otros, una encerrona más en la temporada a la espera de descifrar que repertorio se verá en su tauromaquia. No caigan en el error de vulgarizar algo tan importante como una encerrona, eso sÃ, ojalá que ese dÃa triunfe la tauromaquia.