
El primero de Miura provocó unos momentos de terror al saltar al callejón en la plaza de toros de Cuéllar. El animal, que ya había pasado por el caballo hasta en cinco ocasiones por ambos equinos y había superado el tercio de banderillas, saltó las tablas cuando ya nadie lo esperaba.
Se vivieron unos instantes de angustia ya que nadie esperaba que en ese momento el animal pudiese saltar y había mucho personal fuera de los burladeros. Finalmente y pasados esos angustiosos segundo el animal regresó al ruedo y Rafaelillo pudo completar la faena.
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