Cuando ya ha comenzado la cuenta atrás para la despedida de El Juli de Madrid, siguen recordándose anécdotas del torero en la capital. Una de las más recordadas por los aficionados de mayor edad y menos conocida por los jóvenes.
Todo sucedió un 5 de junio del año 2001, cuando el diestro tenÃa 18 años. En aquella tarde, el matador de toros cobró una fuerte herida por asta de toro por un animal de la ganaderÃa de Guardiola DomÃnguez.
La cornada, tuvo lugar en la parte anterior del muslo izquierdo. Fue limpia pero fuerte. Le causó un desgarro muscular de 20 centÃmetros, pero no ha afectado a ninguna arteria importante, a pesar de confundir la arteria principal. A ello se suma contusiones en tórax y axila izquierda.
La anécdota la protagonizó el propio torero en la enfermerÃa. Primero, mientras le llevaban rápidamente hacia el pasillo del terror, cuando gritaba a su cuadrilla que le dejaran volver a la cara del toro. Ya junto a D. Máximo GarcÃa Padrós, la rabia por no poder culminar lo comenzado era patente en el rostro del torero, según las palabras del propio jefe de cirugÃa.
Un gesto que demuestra la vergüenza torera y la grandeza de un niño prodigio que llegó a la tauromaquia como figura y que se despide de ella, de igual manera. En lo más alto.