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Las malditas musas de Morante

escrito por Redacción Toros 06/08/2023

Por David Ferrer

Es una suerte si eres bendecido por las Musas. Harás grandes obras, perdurables. Pero no te fíes de ellas: son vengativas, cambiantes, traicioneras. Unas cabronas. Todas. Por ejemplo, Terpsícore, la de la danza, o Calíope, la de la belleza, llevarán tus portentos innatos hasta límites insospechados, como si de un moderno coach se tratara. Te harán poeta, bailarina, héroe o torero.  Brillarás y, cuando creas que has subido a lo más alto, te dejarán caer ahogado en tus pensamientos más oscuros. Así son estas tías. 

Morante de la Puebla lleva más de dos décadas bendecido por las musas. Pero como son malvadas, a veces lo abandonan. Recibe esencias de cada una de ellas: el saber estar, la presencia, el embroque, las pausas, la musicalidad, el ritmo, el silencio y la lentitud. En 2004 sus musas se fueron de vacaciones. En 2007 quizá se fueron a un after hours. No tienen estas deidades un contrato indefinido y cada cierto tiempo abandonan a su suerte a sus protegidos. En agosto de 2017 Morante de la Puebla se acarteló en un interesante mano a mano con El Juli en El Puerto de Santa María. Hacía demasiado calor y las musas del cigarrero no comparecieron. Se ve que las del Juli cobran más o tienen contratos mejor definidos. Y Morante se fue, aburrido. 

Son las de El Juli y Morante dos carreras complementarias en el tiempo. Pero antagónicas, si se quiere. El madrileño se retirará al final de esta temporada de una manera precisa, ordenada y seleccionada para el éxito. De Morante solo hay rumores: se achaca su ausencia en este último mes a las consecuencias de dos volteretas y sus consecuentes lesiones. Pero hay quien va más al interior, a un problema de las musas del torero. Que son, como dije, unas cabronas. Creo que cuando se inició esta temporada de 2023, Morante tenía el tarro de las esencias repartido en un claro porcentaje: un 80% para abrir la Puerta del Príncipe y un 20 restante para la puerta grande de Las Ventas. Las musas diligentes lo ayudaron sobradamente en el primer objetivo. Aquella tarde de Sevilla perdurará en el recuerdo, en las crónicas, en Instagram y donde haga falta. El otro porcentaje ya no pudo ser: Madrid se resiste y las musas andaban ya cansadas. 

Dios te libre de ser perfecto. Morante de la Puebla es perfecto y quebradizo. Y sus musas, las mejores, son intratables y cabronas. A lo mejor a Morante le convenía contratar a las musas de El Juli o a las de Ponce, sistemáticas como un reloj. Pero, claro, ya no iba a ser lo mismo. Que vuelva pronto el Maestro.

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