Por DAVID FERRER
Parece un chiste antiguo pero no lo es: ¿en qué se parece un comercio de barrio y una plaza de toros? En que nadie entra y que cuando cierra todo el mundo se lamenta. Asà es. Hace poco hemos sabido del cierre de unas cuantas librerÃas clásicas (una en San Sebastián, dos en Sevilla). Tras conocerse la noticia, miles de lamentos, lloros, pesadumbres y congojas. En verdad: ¿Cuántos de los lloricas compraban o contribuÃan en los comercios pequeños y medianos de todo tipo que cierran por España?
Llevemos la metáfora a las plazas de toros. Frente al triunfalismo de inicio de temporada, veo el verano y el otoño de manera incierta. Igual que hay comerciantes que hicieron bien su trabajo y no entienden la causa del descenso de sus ventas, otros se rascaron la barriga en los últimos quince años y el dron de la modernidad los ha barrido. Asà los empresarios taurinos. Que los hay buenos y los hay malos. Como también hay carteles repetidos, demasiados, y un público en las redes sociales a veces algo hipócrita cuando la ley del embudo a la que me referÃa el otro dÃa se abre.
Afinemos la cuestión: hace poco se presentaron los carteles de dos plazas del sur, como son AlmerÃa y El Puerto. La primera es una pena por lo escaso. Yo recuerdo que la feria de AlmerÃa llegó a alcanzar hasta siete u ocho festejos. Este año el empresario ha decidido ir sobre seguro con una novillada y dos corridas. En su derecho está de no perder dinero. Pero en seguida salieron los lloricas de las redes: no han puesto a X, ni a Z y faltan ganaderÃas toristas. Ahora bien, ¿si el empresario de AlmerÃa hubiera puesto dos carteles más con corridas duras y toreros valientes del escalafón medio-bajo hubieran comprado una entrada esas voces lloronas? Vayamos al Puerto. Lo mismo pero más amplio. Morante, El Juli, Talavante, Roca, Castella, Aguado, Ortega, Cayetano y alguna sorpresa como Daniel Crespo. Arreciaron ayer los llantos y las crÃticas. Que si las figuras, que si las ganaderÃas…
Como han hecho tantas tiendas de barrio, algún dÃa cerrarán muchas plazas de toros si no se remedia. La culpa a veces podrá achacarse a los empresarios. Pero un comercio aguanta lo que sus clientes quieran. Y si no entran…