La llegada de Morante de la Puebla a la plaza de toros de Las Ventas se intuÃa como el preámbulo a una gran tarde de toros. El sevillano llegaba a Madrid después de cortar un soberbio rabo en Sevilla y su actuación quedó en una pitada que llegó a escucharse en Sevilla.
Nada fue lo que se preveÃa y mucho menos, lo que se esperaba. Pocos fueron los pasajes, por no decir ninguno, que se pudieron observar en el coso de la calle Alcalá. Morante no tuvo lote, no intenciones de arrancar algún muletazo a los animales de su lote.
Madrid se quedó frÃa tras el recibo capotero al primero de la tarde. Unos compases que fueron tan Ãnfimos como la duración en la muleta de cada uno de sus dos animales en la lona roja. Poco del sevillano y poco de sus oponentes.
Habrá que esperar a la próxima comparecencia del torero sevillano para ver el toreo más rotundo del cigarrero.