Por Noelia Crespo
Se presentó una tarde desapacible y lluviosa en el último festejo de Ciudad Rodrigo con reses de El Vellosino. Finalmente el tiempo respetó y se pudo despedir el Carnaval de manera triunfal con todos los actuantes cortando las dos orejas. Perera, Cayetano, Ureña y Navalón hicieron disfrutar a los farinatos ante un flojo y enclasado encierro.
Tras la tormenta y con el cielo clareando comenzó el último festival del Carnaval del Toro. Miguel Ãngel Perera inició su faena por verónicas hasta los medios con temple. Comenzó su labor por alto intentando sujetar a un primer Vellosino justo de fuerzas. Basó su trasteo al natural, usando los vuelos de la muleta y llevándolo hasta el final despacio al ritmo del inválido astado. Por ese pitón llegaron las tandas más poderosas y profundas aprovechando la clase del animal. Estocada trasera y dos orejas.
Cayetano hizo al fin presencia en Ciudad Rodrigo tras no poder asistir el año pasado. Comenzó su trasteo con la capa variando en suertes sin mucho lucimiento. Inició sentado en las tablas por alto para después seguir toreando por derecho a un Vellosino con fijeza, pero con poca fuerza. Estructuró una faena aseada por ambos pitones, firmando las tandas más rotundas por el pitón derecho y dejando los mejores muletazos en los pases de pecho. Estocada trasera y dos orejas.
No pudo lucirse de salida Paco Ureña, aprovechando un quite a la verónica templado por el pitón izquierdo para dejar su impronta con el capote. Justo de fuerzas, aprovechó el son andarÃn del animal para firmar tandas puras, templadas y acopladas al natural. Echándole los vuelos y embarcando la enclasada embestida ligó tandas con suavidad. Se entregó el murciano y con poso logró por el pitón derecho hilarle varias tandas en redondo. Estocada le hizo guardia y dos orejas.
Samuel Navalón, triunfador del BolsÃn, comenzó de rodillas pegado a tablas con varias largas cambiadas recibiendo un pitonazo en la cara. Ganas, querer y entrega demostró desde el inicio el novillero variando en suertes en el capote. Tras brindar a los tres matadores de toros, comenzó por alto sujetando las fuerzas del astado. Estructuró un trasteo basado en la mano derecha, ligando muletazos largos con firmeza y asentado. Estuvo muy dispuesto y entregado, aguantando momentos de apuro y consiguiendo el aplauso unÃsono de toda la plaza. Estocada tendida y golpe de descabello. Dos orejas y petición de rabo.