GalerÃa: Bartolomé Bernal
La ganaderÃa de Julián Carpio acogió el pasado sábado una interesante jornada de campo para dos matadores que aún tienen mucho que decir en el mundo del toro. Daniel Menés y Carlos Aranda compartieron placita de tientas junto al banderillero portugués Joao Pedro da Silva «El Azoreño».Â
El primero en levantar los vuelos del capote fue Daniel Menés, quién dio muestras de haber recuperado su mejor nivel. Ni rastro de la grave cornada que sufrió en Arnedo, toreando a placer; con mando y gusto. Su paso frente a los caras blancas de Carpio, deja patente la ilusión y el compromiso con el que afronta la Copa Chenel, el certamen que podrÃa volver a relanzar su carrera y colocarle de nuevo en boca de los aficionados como sucedió durante en su etapa de novillero, dónde la espada se llevó una puerta grande en Madrid.
Carlos Aranda fue el segundo en hacerse presente en el tentadero. El matador de toros de Daimiel se gustó con la capa y se hizo cargo de una exigente vaca, dando un nuevo paso adelante en la recuperación del hombro derecho, del que tuvo que ser intervenido el pasado mes de octubre. De igual manera se mostró solvente frente al astado que lidió como colofón a la mañana de campo, dónde hizo gala de la tauromaquia que atesora y que le hizo merecedor de tomar la alternativa en Manzanares.
La sorpresa llegó de las muñecas de Joao Pedro da Silva, quién primero auxilió a ambos matadores durante la lidia de sus animales, antes de hacerse cargo de una vaca. Se gustó con el capote, durmiendo las embestidas del animal y gustándose en los remates. Con la muleta hizo gala de una tauromaquia clásica, toreando a placer, dominando la embestida y pudiendo al animal en todo momento.
GalerÃa: Bartolomé Bernal