Por Noelia Crespo
Con los tendidos llenos a rebosar, comenzaba el primero de los festivales del ansiado Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo que tanta gente mueve en estos dÃas a la localidad salmantina. Un festejo marcado por el inicio de la temporada de despedida de López Chaves, un torero ejemplar.
Comenzó López Chaves a la verónica intentando sujetar al astado en los vuelos del capote sin acabar de lucirse. Con la muleta, inició doblandose en los medios, intentando llevarlo largo y cosido en la muleta. El del Freixo, justo de fuerzas, mostró calidad, lo que aprovechó con inteligencia el salmantino echándole los vuelos con suavidad, a media altura por ambos pitones. Demostró todo su oficio , poso y madurez, gustandose y disfrutando con los farinatos. En cercanÃas y en las postrimerias de la faena, se entregó por completo Chaves ante un novillo que comenzó a buscar las tablas. Estocada entera y doble trofeo.
Arrancó los primeros aplausos de su faena El Juli estirándose con cadencia a la verónica ante la fijeza de su novillo. Dispuesto por ambos pitones, aprovechó la nobleza del novillo para ligar varias tandas por derecho con intermitencias. Al natural, sin toques y con los vuelos de la muleta, llegaron los muletazos más rotundos y profundos de su trasteo. Impuso su poder y mando ante un novillo pasador. Estocada trasera y oreja.
Sin lucimiento y acelerado comenzó El Capea a la verónica su labor con el tercero de El Freixo. Sin embargo, con la franela consiguió elaborar un trasteo lleno de entrega y temple, firmando las mejores tandas hasta el momento. Con la muleta desmayada, llevándolo profundo con sutileza y suavidad, firmó pasajes de toreo puro. Pronto, con fijeza y movilidad, supo entender las virtudes su oponente estructurando una faena muy completa. El espectáculo llegó al final en un intento por parte del público y el torero de indultar a un buen novillo. Vuelta al ruedo y dos orejas tras pinchazo.
Con mucha entrega recibió de manera meritoria a porta gayola el novillero Pérez Pinto al último de El Freixo. Variado y lucido saludo capotero en el que consiguió la atención de todos sus paisanos, entregados en todo momento a su novillero. Novillo con teclas y encastado al que supo firmarle muletazos al natural de buen trazo, echándole la muleta por delante y llevándolo hasta el final. Por el pitón derecho resultó más deslucido y no alcanzaron el entendimiento. Pinchazo y estocada. Dos orejas.