Por Noelia Crespo
A escasos dÃas del comienzo del mes de febrero y con las primeras ferias de la temporada recién presentadas, hay aspectos que no se renuevan por mucho que pase el tiempo, y es que, la nula variedad en toreros y ganaderÃas de las ferias empieza a cansar al aficionado.
La confección de carteles predeterminados y previsibles es algo que ya no coge de sorpresa al aficionado a los toros, quien asume con resignación que la tauromaquia sigue sumida en la mayorÃa de ocasiones en una cansina monotonÃa. Carteles de sota, caballo y rey, repeticiones por duplicado o triplicado de las llamadas “figuras del toreo†o la poca capacidad de incluir a los jóvenes que irrumpen con fuerza en carteles de postÃn copan los principales seriales de las plazas de primera y segunda categorÃa ya sacados a la luz.
Es entendible que los empresarios busquen llenar su plaza, pues son ellos quienes se juegan el dinero, pero pregúntense: ¿son necesarias tres figuras para llenar o hay otras fórmulas para dar una mayor variedad? Esta monotonÃa acabará convirtiéndose en una condena hacia el interés y la expectación de todo aquel apasionado a la tauromaquia que ya ve a dÃa de hoy como en la mayorÃa de plazas solo tienen cabida unos determinados hierros y unos pocos toreros. Asà está el sistema actual, tan desvirtuado y manipulado que genera cada vez el rechazo de una mayor parte de aficionados.