A falta de pequeños retoques, la confección de la feria de San Isidro está completamente cerrada y lista para su presentación el próximo dÃa 1 de febrero. Una feria cargada de figuras, de toreros emergentes y en la que no estará Antonio Ferrera.
Extraño resulta el silencio que ha existido en torno a la comparecencia del torero balear, que en ningún momento ha sonado en los avances de carteles. Sin hacer ruido, pasando desapercibido, el torero ha quedado totalmente fuera del abono; sorprende incluso la escasa repercusión que la afición le ha dado, apenas sonando en los foros y chascarrillos más habituales del mundillo.
Después de lidiar seis toros a lo largo del curso pasado en Madrid, en los que fue silenciado en cinco ocasiones y escuchó palmas en el restante, la figura del balear se ha diluido y desaparecido del serial sin conocerse los motivos ¿Habrá rechazado venir a Madrid? ¿No habrá acuerdo con la empresa? ¿No le habrán llamado? Silencio absoluto al respecto.
Sea de la manera que sea, Antonio Ferrera es un torero que deberÃa pasar por la plaza más importante del mundo. Su toreo, tan excéntrico a veces como personal, es tan criticado como alabado y por ello mismo, necesario. La personalidad del balear hace de su tauromaquia un acontecimiento impredecible, respondiendo a los instintos básicos de su propia persona.