El campo bravo nacional ha vivido estos últimos meses una situación dura. A las consecuencias de la pandemia, del matadero, del encarecimiento del alimento, ha habido que sumar la escasez de lluvias en una gran parte de la cabaña brava.
Esta semana de fuertes lluvias a lo largo y ancho de la geografÃa, ha sido un balón de oxÃgeno para muchos ganaderos que estaban lidiando con una situación adversa. La lluvia ha revitalizado las dehesas, haciendo crecer el pasto y haciendo a los ganaderos poder ahorrar un importante dinero.
La situación de escasez de agua, sumado a los importantes sobre costes por la pandemia y la falta de festejos ha puesto en jaque a muchas ganaderÃas. Ahora, tras la caÃda del oro lÃquido desde las nubes, se espera un invierno lluvioso que ayude a revertir una situación tediosa y desagradable.
En estos momentos, finalizada la temporada, se incrementan las labores de campo y comienza a acercarse la época de paridera. El campo no para, pero la vida, a través del agua, sigue abriéndose paso. Suerte y mucha agua.