Por Noelia Crespo
¡Ay, Morante, qué extraordinaria temporada! Con el objetivo de rebasar el centenar de corridas en una temporada, comenzó su campaña 2022 el diestro cigarrero. El fin del mes de septiembre se acerca, y con ello, el cierre de una temporada que se recordará para la historia de la tauromaquia y de la carrera del maestro sevillano.
Sus ganas de colocar muchas plazas desconocidas – y de máxima categorÃa – en el mapa, por compartir y rivalizar en el cartel con un amplio elenco de toreros y por apostar por un gran abanico de encastes y ganaderÃas ha conseguido que todos los aficionados acaben elogiando con admiración a José Antonio. ¡Ojalá copiaran muchas de las llamadas figuras! Además de todos estos hechos, todo lo que sea comentar la dimensión de torero que está dando esta temporada se quedará corto en comparación con las cotas de toreo que está alcanzando en muchas plazas. Arrebatado, puro e inspirado como hacia tiempo que no se le veÃa, y es que, prácticamente en todos los cosos a los que acude este año acaban rendidos a su toreo. Lo de Morante este año no es normal. Y aunque también hayamos visto al cigarrero hacer de las suyas esta temporada y llevarse alguna de sus caracterÃsticas broncas – sino no serÃa Morante -, el predominio de faenas de categorÃa ha permitido al público olvidar esos momentos y pasar del amor al odio, y viceversa, en tan solo unos minutos. Las cosas de Morante.
Sevilla ha sido el último testigo de su extraordinario momento. La emoción que está consiguiendo trasladar a todos los tendidos de cada plaza que pisa culmina de gritos de “torero, torero†de unos aficionados de pie ovacionando a un maestro que pasará a los anales de la historia por su torerÃa e inspiración arrebatada, pero también por su valor puro y sincero. Y es que hace fácil lo difÃcil. Con su toreo está alcanzando cotas de un toreo eterno capaz de realizar solo unos pocos elegidos en los terrenos más comprometidos, cruzándose al pitón contrario, dando el pecho, encajándose y fajándose las embestidas por la barriga para embarcar la embestida hasta detrás de la cadera y rematando por debajo de la pala del pitón muletazos prácticamente imposibles. La música suena al ritmo que marca Morante y el toreo este año sueña al son del cigarrero. Gracias, maestro.