Aquella famosa frase de «lo minoritario es minoritario porque no embiste» sigue viniendo a la memoria de los aficionados cada mes de septiembre en Las Ventas. Un mes que viene marcado en la capital venteña por el apelativo torista que tanto gusta en la afición madrileña.
La tediosa cita, volvió a verse retratada por el conjunto de un sensacional toro de José Escolar. Un morlaco de 605 kilos, herrado con el número 33 bajo el nombre de Camionero y de capa cárdeno, bragado, meano. Ovacionado de salida, fue despedido con una atronadora ovación, reconociendo al animal su bravura y codicia.
Camionero permitió a Fernando Robleño cuajar una de las obras cumbres de la temporada venteña. Una faena emotiva y pura de un torero en sazón, entregado en cuerpo y alma a su obra. Respondió el astado con entrega, movilidad, repetición, humillación, ritmo, codicia… y el temperamento de la casa Escolar. Un auténtico toro que también cumplió en el tercio de banderillas y en varas, aunque en este último le faltó un punto de emoción.
No sólo este toro cumplió, porque entonces la ya famosa frase podrÃa seguir teniendo algo de valor. Su hermano, de nombre Arriero, también fue un importante ejemplar. Sin llegar a los grandes atributos del astado lidiado por Robleño, cumplió en varas y en banderillas, dejándose llevar en la muleta, metiendo la cabeza abajo y dando importantes opciones al torero. Dos toros de importante nota en Las Ventas.
Lo minoritario embiste, está claro. Quizás no en la misma medida y gusto que lo hacen otros encastes, pero estos hierros necesitan que se le hagan las cosas bien, que el torero se entregue de verdad en una lidia sin trampa ni cartón. Es aquà cuando estos animales terminan por romper. No siempre, pero cuando se entregan… vaya que sà embiste el minoritario.