Morante de la Puebla dejó ayer en Navalcarnero una actuación con sabor añejo. El cigarrero no tuvo suerte con el primero de su lote y aprovechó las virtudes de su segundo que, aunque falto de fuerza, se dejó.
Morante se inventó una faena antigua, de gusto antiguo. El cigarrero se encontró con un soso animal de El Pilar que pudo acusar algún defecto en la vista. Desde los ayudados por alto que abrieron la faena, Morante se remontó al siglo pasado en un conjunto de paladar caro, al que le faltó un punto de rotundidad y precisión. Media estocada y un golpe de descabello fueron suficientes para cortar una oreja.
Los ayudados por alto con los que comenzó, fueron el preámbulo de una actuación que transportó a los aficionados a una tauromaquia del siglo anterior. Rezumó tauromaquia por sus costados como se puede apreciar en el siguiente vÃdeo:Â
