«Muere José MarÃa Manzanares, un excelso e irregular artista del toreo». Con este titular el diario de tirada nacional, El PaÃs, anunciaba la muerte del torero alicantino. Su cuerpo fue encontrado sin vida en la finca que poseÃa en Cáceres. José MarÃa Manzanares fallecÃa por causas naturales a los 61 años de edad; el mundo del toro perdÃa a un torero excelso.Â
Hoy se cumplen siete años de aquella dura noticia, aquella que heló la sangre a la afición que, a pesar de los altibajos del alicantino, siempre supo apreciar su arte. Un torero que fue capaz de lo peor y de lo mejor, que intercaló tarde gloriosas con petardos monumentales, que se enfrentó a periodistas y luego recibió su bendición, que atravesó años mágicos y otros de mayor ostracismo. Un torero de personalidad propia que ha pasado a la historia por su capacidad y sus virtudes. Por ser un torero único.Â
En Sevilla llegó su adiós a los ruedos. Tras la mala suerte con su lote, al llegar al callejón mandó salir a su hijo y le pidió que le cortase la coleta ante el asombro de una plaza que conocÃa su despedida de Sevilla. La emoción embargó los tendidos y fue obligado a dar su última vuelta al ruedo maestrante.Â
Con su adiós se puso fin a un torero único y singular. Un espada que ocupa ya un puesto de gran relevancia en la historia de la tauromaquia, un hombre que escribió uno de los más bellos capÃtulos de la historia taurina. Su último adiós fue el preámbulo a un alzamiento a los altares de los anales históricos de la fiesta brava.Â