Juan José Padilla no quiso retirarse de los ruedos sin antes dirigir unas palabras de agradecimiento sincero a todos los aficionados que tanto le han apoyado y querido a lo largo de toda su trayectoria profesional. Antes de abandonar el coso de La Misericordia dejó un mensaje, micrófono en mano:
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«Esta plaza me vio caer un 7 de octubre de 2011, pero la Virgen del Pilar y Dios quisieron que pudiese revivir de nuevo. Nunca está nada perdido. El hombre, con esfuerzo, fe, tenacidad y voluntad todo lo puede conseguir. Gracias al doctor Val-Carreres y a ese equipo médico.Â
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Quiero dar las gracias a la empresa y a todos mis compañeros que se han vestido de luces: matadores, banderilleros, picadores… a todos los que me han acompañado en esta despedida. Enhorabuena a todos. También a mis compañeros que están en el callejón dándome de alguna forma su apoyo.
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Gracias a ese cariño, a ese apoyo incondicional del colectivo taurino. Gracias al hombro de mi mujer y de mis hijos. Y gracias al hombro de mis amigos. ¡Gracias!».