Arrancaba el paseÃllo en la plaza de toros de Pamplona cuando sucedió un hecho peculiar, un hecho deplorable. Allá en los tendidos de sol se desplegaba una pancarta en favor de los presos de ETA. Euskal presoak etxera rezaba la pancarta que nada más expandirse recibió una monumental pitada por parte de la afición navarra, una pitada de esas que hacen temblar los cimientos de cualquier edificio. Mientras la tela era recogida una gran parte de la plaza comenzó a gritar «Fuera, fuera, fuera» en señal de profundo rechazo a la lona.
No se puede permitir que aspectos como este empañen la fiesta de los toros, una fiesta que respeta a las personas y una fiesta que hoy ha sido manchada por un grupo de impresentables en Pamplona. La pancarta fue el «homenaje» en respuesta a las continuas muestras de cariño en todo el territorio nacional cuando se cumplen 20 años del asesinato del concejal por el Partido Popular en Ermua, Miguel Ãngel Blanco.
Sin embargo, solo fueron un grupo las personas que quisieron empañar el EspÃritu de Ermua y la inmensa mayorÃa de la plaza mostró su más profunda indignación ante el despliegue de esta pancarta.