Todo apuntaba a una gran tarde de toros. Joao Moura, Juan José Padilla y Roca Rey alternaban en la primera del abono lisboeta en la temporada en la que la plaza cumple 125 años logrando colgar el carteo de «No hay billetes»
El maestro Joao Moura lidió dentro de su concepto y tuvo que sobreponerse a una caÃda sin consecuencias en el primero de su lote. Faena templada, en distancia corta y con bonitos detalles técnicos. El segundo de su lote no puso las cosas fáciles pues llevó la mansedumbre por bandera. Faena de altibajos que se quedó muy lejos de la actuación del que abrÃa la tarde.
Roca Rey se presentaba en la capital portuguesa coincidiendo con su reaparición. El primero de su lote fue un toro noble pero sin apenas transmisión. Firme saludo capotero del diestro limeño que exigió al animal hasta que este no pudo más. Se esforzó por ambos pitones pero no logró levantar la faena. El sexto fue otro toro manso y mohÃno al que nada pudo hacer Roca Rey más que mostrar su entrega, disposición y compromiso.
Juan José Padilla siguió agrandando su leyenda en Lisboa y convirtiéndose en leyenda viva del toreo en la capital portuguesa tras abandonar a hombros y por tercera vez Campo Pequeño. Por unanimidad del público fue el triunfador de la tarde. Supo entender a cada uno de sus astados, tomándoles la medida y haciendo todo a su favor. Primero toreó por la derecha con mucha profundidad para, después, dar paso a la versas de su izquierda. Por último se lució con desplantes y florituras que remataron dos faenas de gran nivel. Antes de esto brilló, como ya es costumbre, en el tercio de banderillas.
Imagen: Pedro Batalha